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Por una educación que ponga al centro la sostenibilidad de la vida

Por Expertos TEC - 25/04/2024

Las ideas expresadas en las columnas, así como en otros artículos de opinión, no necesariamente corresponden a la línea editorial de Códice Informativo, y solo son responsabilidad del autor.

¿Qué significa que las Naciones Unidas establezcan el 22 de abril como el Día Mundial de la Tierra? Es evidente que no se trata de una celebración, pues no hay motivos para festejar la alarmante crisis socioambiental que experimentamos

 Por una educación que ponga al centro la sostenibilidad de la vida

¿Qué significa que las Naciones Unidas establezcan el 22 de abril como el Día Mundial de la Tierra? Es evidente que no se trata de una celebración, pues no hay motivos para festejar la alarmante crisis socioambiental que experimentamos. Sin embargo, podemos argumentar que se trata de una conmemoración que, de acuerdo con la Real Academia Española implica “recordar solemnemente a alguien”. Pero otorgar identidad a la Tierra puede ser confuso para muchas personas debido a que ha sido considerada por demasiado tiempo tierra —en minúsculas— es decir, un mero recurso explotable que se usa indiscriminadamente para la maximización del capital que luego se distribuye de forma desigual a escala global y local.

Esto significa que para conmemorar a la Tierra habría que cambiar nuestros paradigmas. Recordarla no como algo, sino como alguien con quien tenemos una imbricada relación. Esta filosofía no es nueva, la podemos localizar en los manifiestos de muchos pueblos originarios de América y en los movimientos sociales de mujeres campesinas e indígenas que defienden sus territorios y bienes comunes de empresas extractivistas que se instalan en sus comunidades violentando derechos humanos y ambientales. Mujeres que consideran a la Tierra como una entidad sagrada que sostiene a los seres humanos pues, ¿quién sostiene a quién?

A partir de lo anterior, podemos defender la idea de que el 22 de abril es un día para honrar a la Tierra. Para deconstruir nuestras creencias acerca del progreso, para dejar de enumerar los síntomas del cambio climático y atrevernos a dialogar en colectivo sobre las causas del mismo. Además, esta conmemoración nos debería llevar a cuestionar nuestros privilegios y a condolernos profundamente por el daño que esta crisis ha generado en incontables seres vivos sobre los cuales descansa el “desarrollo”.

Un riesgo al cual debemos prestar especial atención es la posible reproducción de un modelo depredador dentro de la educación formal. En las aulas de los colegios y universidades se podría estar legitimando un modelo social que se basa en el consumo ilimitado de productos dentro de un planeta limitado. El reto para quienes trabajamos en el ámbito educativo es poner la sostenibilidad de la vida en el centro de todas nuestras prácticas.

Por ello, en la Escuela de Humanidades y Educación del Tecnológico de Monterrey hemos diseñado diversas asignaturas que profundizan en estos temas de forma interdisciplinaria y en diálogo con organizaciones sociales e instancias gubernamentales. En estas asignaturas se habla de filosofía y de justicia ambiental, se desarrollan proyectos ecológicos y también se crean documentales y narrativas audiovisuales con la intención de sensibilizar a la comunidad en este tema.

Pues como dice la pensadora ecofeminista Yayo Herrero sobre la tarea educativa “es urgente y es importante fomentar la consciencia de que somos una especie ecodependiente”.

Dra. María Concepción Castillo-González
Investigadora Nacional Nivel 1
Directora de Proyectos Académicos
Escuela de Humanidades y Educación Región Centro Sur
Tecnológico de Monterrey Campus Querétaro

Expertos TEC


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