La desesperación de Arturo Zaldívar

Morena y el gobierno de AMLO han abierto cuanto flanco han podio para combatir a sus enemigos, por medio del descrédito y la mentira como parte de la política oficialista.

Arturo Zaldívar Lelo de la Rea, quedó muy dolido cuando no pudo cumplir el capricho que planeó con el presidente para extender su mandato por medio de una norma secundaria, contraviniendo la Constitución, que establece el periodo de 4 años a frente de la presidencia de la SCJN. Zaldívar pretendía 2 años más para concluir a la par con el gobierno de López Obrador.

Los homólogos de Zaldívar declararon inconstitucional la tramposa reforma. Él tuvo que sumarse a la mayoría y por unanimidad tiraron la reforma que le daba 2 años más en la presidencia de la Corte. Se hizo socarrón hasta el último día en que el pleno de la SCJN hizo la declaratoria.

Luego vino otra derrota. Al no poderse quedar más el morenista en la presidencia, impulsaron a la plagiaria de su tesis para que se quedara en lugar el tramposo. Tampoco lograron su objetivo, volvieron a perder.

Le siguieron actos de igualdad republicana que no toleró López Obrador, como el acontecido en el Tetro de la República, en el que la ministra, sentada en el presídium por ser titular de otro de los Poderes públicos, no se levantó a la llegada del presidente. Acto que fue difundido ampliamente por los medios de comunicación; aplaudido y rechazado según las preferencias políticas o por ignorancia manifiesta. Norma Piña, rompería la tradición de la sumisión que siempre habían de los titulares de los otros Poderes, sea por tradición, sea por sumisión. La dama no se levanto del asiento, el resto de los integrantes del presídium sí lo hicieron.

AMLO referiría que los tiempos habían cambiado, que ya había libertad. No le quedó más remedio que mascullar su tercera y pública derrota política.

Con el paso de los días las relaciones oficiales se tensaron y AMLO ordenó públicamente no responderle al teléfono a la ministra presidenta de la Corte. El presidente iniciaría la política del hostigamiento, del vituperio, del desprestigio, hasta calumniarla de corrupta por no resolver asuntos o juicios que a él le interesaban. López Obrador empezó a perder muchos juicios debido a la inconsistencia y absurdos jurídicos. Uno de los más trascendente el denominado “Plan B”. Las reformas electorales no pasaron.

Luego vendría la salida prematura de la Corte del ministro Zaldívar para incorporarse descaradamente a la campaña del oficialismo. Haciendo crítica a todo que él representó durante muchos años, al vituperado neoliberalismo. Olvidó que gracias a Felipe Calderón llegó a la Corte. El enemigo de AMLO lo impulsó y PAN y PRI votaron a favor del traidor. Una nueva historia iniciaría, dejó la toga para convertirse en propagandista férreo artillero en favor de la “transformación”.

Luego apareció una larga denuncia de hechos, nombres y circunstancias de modo y tiempo -anónima- en la SCJN, en la que se acusa al traidor de Arturo Zaldívar de innumerables actos de corrupción y abuso de poder mientras estuvo al frente de la presidencia de la Corte y el Consejo de la Judicatura Federal.

El documento trascendió a los medios y más famosos se volvió el traidor de Zaldívar. Ahora es calificado de corrupto.

AMLO, pretendiendo defenderlo, aceptó que hablaba con el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, para recibir ayuda en asuntos de interés del mismo presidente. Coloquialmente empinó al incólume de Zaldívar. Ambos cometieron una serie de ilícitos por medio del tráfico de influencias, influir en asuntos “relevantes” de interés presidencial.

El ministro en retiro se indignó por la difusión pública y masiva que se le dio al documento. Claro, se dice inocente de todo y casi pide se le canonice por haber sido un santo al frente de la Corte.

Ahora culpa de todo a la ministra presidenta de la SCJN y del Consejo de la Judicatura Norma Piña Hernández. En conferencia de prensa, respaldado por el delincuente de Mario Delgado, dirigente de Morena, lanzó una larguísima amenaza a la ministra. Será denunciada próximamente.

Al ministro en retiro Arturo Zaldívar, le faltaron códigos y leyes para la acusación que enderezará en contra de la ministra presidenta, esa que no hay podido doblegar ni vencer desde el mismo titular del Poder Ejecutivo.

Anunció, vía amenaza mediática, cargarle toda clase de delitos y faltas administrativas para concluir en juicio político para el desafuero en contra de Norma Piña. Olvidó el ministro traidor que ya concluyeron los trabajos en el Senado de la República y no habrá quien atienda su lastimosa queja de juicio político.

De toda la enorme acusación que fue presentada en contra del ministro en retiro, se confiesa inocente y que se violó en su contra el principio el debido proceso. Ah, pero sus acusaciones mediáticas en contra de la presidenta, esas sí son ciertas. Su trastocado criterio jurídico lo “embarró” de las mismas frases que a diario repite López Obrador y no baja a la ministra de derechista, conservadora, aliada del PRIAN y otras sandeces, nada dignas de un supuesto jurista.

La lucha por el Poder político a todo lo que da. Si tan seguros están de ganar las elecciones los morenistas ¿por qué se desgastan en “guerritas”? ¿Harán caso Alejandro Gertz Manero, Fiscal General o José Agustín Ortíz Pinchetti, titular de la FEPADE, a las bravuconadas de Saldívar?

La desesperación hace presa del sector oficialista. Han abierto fuego en contra de todo aquel que se mueve y hace peligrar el supuesto triunfo electoral.

Montoneros y cobardes ¿Harán uso faccioso de las instituciones en su beneficio? Arturo Zaldívar Lelo de la Rea, en franca desesperación, hará uso de la influencia del Estado para doblegar a la ministra.

Su deleznable objetivo: asaltar el Poder Judicial. Único bastión que se resiste a caer en manos del autoritarismo.

Nueva advertencia para los perversos La sociedad civil saldrá de nueva cuenta el 19 de mayo a manifestarse libremente, seguramente en contra de los abusos del Poder y en favor de las instituciones democráticas que corren el peligro de desaparecer.

Héctor Parra Rodríguez