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Ni Calderón ni AMLO se hacen responsables del desastre de García Luna

Por Reforma 140 - 11/04/2023

Las ideas expresadas en las columnas, así como en otros artículos de opinión, no necesariamente corresponden a la línea editorial de Códice Informativo, y solo son responsabilidad del autor.

El presidente arremetió de nuevo contra Calderón pidiendo que defienda a su exsecretario de Seguridad, pero ni AMLO, Calderón o el PAN se hacen responsables de una crisis que nadie ha podido controlar 17 años después y que ha dejado 500 mil muertos, 11 mil desaparecidos y miles de inocentes en prisión

 Ni Calderón ni AMLO se hacen responsables del desastre de García Luna

Por: Mánelick Miyazaqui Cruz Blanco

De nuevo, el presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, explota contra Vicente Fox y Felipe Calderón, a quienes les pide que defiendan activamente a Genaro García Luna ya como sus abogados, pues estos han manifestado dudas sobre si las pruebas para declarar al exsecretario de Seguridad eran suficientes para declararlo culpable de narcotráfico en Estados Unidos.

Lo que parece que ninguno de los tres, ni tampoco los líderes del Partido Acción Nacional parecen entender, es que Genaro García Luna ya es culpable de formar parte de una organización criminal según Estados Unidos, específicamente del Cártel de Sinaloa, a través de la cual conspiró para trasladar drogas hacia el vecino del norte.

En México, la ciudadanía debe de reflexionar sobre el hecho de que existía un criminal como titular de la Secretaría de Seguridad Pública, y además fue el encargado de la “Guerra contra el narco” del expresidente Calderón, y preguntarse por qué es culpable García Luna. Los mexicanos debemos reflexionar también quién es responsable de una tragedia que ha dejado 500 mil muertos, 11 mil desaparecidos y miles de inocentes en prisión.

El historial de García Luna ni siquiera es para dudarlo; fue protagonista de casos de simulación como lo fue el de Florence Cassez, en el que se hizo un montaje en televisión nacional de un “operativo” en el que se desmantelaba una célula de secuestradores y en la que se torturó en vivo y en directo a Israel Vallarta (aún prisionero), provocando una crisis diplomática con Francia y haciendo un ridículo del periodismo nacional.

En Querétaro, el caso de Jacinta Francisco Marcial, Alberta Alcántara y Teresa González, indígenas otomíes detenidas por la Agencia Federal de Investigación (AFI) a cargo de García Luna y acusadas falsamente de ser secuestradoras, esto en un país que, según la Encuesta Nacional de Población Privada de la Libertad, 65% de las poblaciones penitenciarias mencionó haber sido violentada por las autoridades y a 45.8% aseguraron que les fabricaron delitos.

No solo eso, sino que hasta ahora, a pocos se han hecho responsables de una política pública de simulación que se ha convertido en una crisis de homicidios que ronda los 500 mil muertos, muchos de ellos como el caso tan injusto de Jorge y Javier, ejecutados por el ejército a las afueras del Tec Monterrey de la capital de Nuevo León, porque “iban armados hasta los dientes,” pero que resultaron ser solo estudiantes.

Y como si injusticias atroces no faltaran, están las 111 mil familias como las de Karen, Dolores y Javier, para cuyos familiares simplemente desaparecieron de un día para otro y seis años después fueron hallados, en partes, dentro de una fosa clandestina en Arbolillo, Veracruz, en la que se han hallado 305 cráneos y 22 mil fragmentos óseos más.

La clase política mexicana, tanto del PRI, como del PAN (en especial Felipe Calderón), y de Morena (miscelánea de exintegrantes de los otros dos) debe hacerse responsable de una crisis que ni siquiera está controlada 17 años después, con un promedio de dos mil 300 homicidios al mes, 137 mil asesinatos y en la que una de cada tres desapariciones se ha producido en este sexenio, casi 39 mil, superando ya el total de Peña Nieto (35 mil) en cuatro años de gobierno.

El presidente, por muy cierto que sea el hecho de que él no inició el problema, podrá tener razón en sostener la necesidad de que exista un reconocimiento histórico de los culpables de esta tragedia social; pero no debe olvidar que los últimos cuatro años la responsabilidad de esta crisis es suya y ejemplos como lo sucedido en el Instituto Nacional de Migración, así como miles de tragedias más, hacen dudar que de verdad alguien sea capaz de controlar esta vorágine de violencia que solo sufren los mexicanos de a pie.

Reforma 140

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