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El pastel del poder

Por Andrés González - 13/12/2019

Las ideas expresadas en las columnas, así como en otros artículos de opinión, no necesariamente corresponden a la línea editorial de Códice Informativo, y solo son responsabilidad del autor.

Cuando se tiene el poder, que invariablemente está ligado a la autoridad – público, partidista y hasta eclesiástico, por solo citar los más socorridos – […]

 El pastel del poder

Cuando se tiene el poder, que invariablemente está ligado a la autoridad – público, partidista y hasta eclesiástico, por solo citar los más socorridos – es fácil y harto frecuente no voltear a mirar al todo.

“Ni los ven, ni los oyen” sería, en resonancia a la famosa frase de Carlos Salinas de Gortari, que ejerció el poder presidencial en su máxima expresión – 1988, 1994 – para convertirla en un símbolo del autoritarismo gubernamental. Y trascendió sexenios.

Y esta puede ser la visión equivocada del poder, aunque sea legítimo, si bien no del autoritarismo. Este no tiene defensa.

Y esta burbuja – la del poder – impide darse cuenta de lo que pasa afuera de la misma, porque el encierro hace rebotar en sus endebles paredes, las voces internas, las que solo escucha, las que más le agradan. Y no escucha las del todo, del militante o el disidente.

Antenoche, el Partido Acción Nacional llevó a cabo una suntuosa celebración – cena – “para despedir el año”.

Asistieron al enorme y bien arreglado salón del Club Campestre, cerca de 500 panistas, en su mayoría cercanos al poder, al estatal, al municipal, al poder partidista.

Se trataba de cerrar filas – ahí se dijo y es por supuesto, totalmente valedero – “frente a tiempos difíciles en materia económica y de seguridad” que vive el país, pero también para aventurar que “los panistas tenemos calidad moral para hablar de buenos resultados y salir a refrendar los triunfos en la gubernatura, las alcaldías y el congreso del estado en el 2021”.

Y el autoelogio siempre, se oye bonito. Y suele endulzar el oído.

Se daba cita en esa cena la crema y nata del panismo queretano. La del partido – el convocante – la del gobierno estatal con asistencia de Pancho Domínguez Servién, “en calidad del militante del PAN”. Presentes, una generalidad de su secretariado de trabajo.

Estaban también el alcalde – igualmente como otro militante distinguido – Luis Bernardo Nava, con muchos de sus cercanos colaboradores.

La “Cena Navideña” –es de destacarse – tuvo buena intención. Parte de lo recabado seria para “contribuir con una acción positiva para un niño o niña en una casa hogar”.

Aplaudible – desde luego – la intención.

Pero el Partido olvidó al militante de a pie, al que los ha llevado al triunfo, al que confía en su capacidad gestora y que también quisiera una rebanadita del “pastel del poder”.

Este, el militante pues, no pudo asistir por dos poderosas razones.

Primera, la generalidad de la militancia ni siquiera se enteró y, segunda, no habrían podido asistir porque el precio de entrada – de “recuperación” les pusieron – fue de 650 pesos, con el requisito de llevar “vestimenta formal”. Así y por pareja, solo el acceso se elevaría a los mil 300 pesos.

El evento fue selectivo, sin acceso a la prensa, la que tal vez alguna, podría haber pagado el importe. No fuimos requeridos ni siquiera para informar. No hagas cosas buenas que parezcan malas.

Así, la prensa, el ciudadano, de estos eventos de la elite del poder, nos enteramos solo de aquello que ellos mismos nos dicen.

Y si bien fue notable la asistencia de funcionarios de gobierno y de partido – la organización la llevó el Lic. Agustín Dorantes Lambarri y su equipo cercano de trabajo – también fueron notorias algunas ausencias VIP en esta celebración.

¿Dónde estaba Marcos Aguilar, que no vino? Se preguntaba más de alguno de los asistentes. Y trascendió que “si fue invitado” pero que responsabilidades en la Cámara de Diputados le impidieron su presencia.

Y si fueron notorias las presencias – también estuvo Mauricio Kuri – también lo fueron las ausencias. La de Marcos Aguilar Vega fue una de esas ausencias. Y no porque en lo individual valgan más de un voto, no. Vale igual que el de todos, pero su ausencia, más que alegrarlos, los puso nerviosos. No a personas del gobierno, porque a fin de cuentas, en “El banquete de los ricos…¿ Quién se acuerda de los pobres?

Y es que no solo es la persona de Marcos Aguilar, sino el enorme capital político que aún arrastra. Eso dicen las recientes encuestas. Y ese boquete de ausencia podría significar o ganar la gubernatura… o perderla. No es pues, cualquier militante.

Y otro.

Tampoco estuvo el panista Armando Rivera Castillejos, seguramente más ocupado ahora en atender sus empresas que en meterse al círculo del poder azul. Ni lo dejan. Por eso en este – por ahora – no está él. Y también se notó.

Y eso sí, a ninguno de los dos – Armando, Marcos – les llamaron. Esa es tarea del organizador.

El círculo del poder suele tornarse vicioso. Garrido cobijó con ahínco desproporcionado a Manuel González. Y perdió. Ahora, el gobernador lo hace con el senador. Esto es más que público.

En Querétaro – hasta ahora – gobernador no pone gobernador, sea del partido que sea.

Esta, fue la fiesta del poder panista, no del militante.

Andrés González

Periodista de toda la vida, egresado de la escuela Carlos Septién García, catedrático en la Universidad de Guanajuato, analista político en radio y prensa escrita, además de Premio Estatal de Periodismo en el 2000.


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