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Trabajo doméstico, invisibilizado pese a la pandemia

Por Nadia Paola Bernal Benítez - 01/03/2021

Pese a que tienden a ser actividades menospreciadas, solo entre el 2010 y 2017, las labores de cuidados representaron una quinta parte del Producto Interno Bruto (PIB) nacional

 Trabajo doméstico, invisibilizado pese a la pandemia

Foto: Especial

En 2019, el ensayo literario “Su cuerpo dejarán” de la escritora Alejandra Eme Vázquez, puso un tema importante sobre la mesa: el trabajo de cuidados y las labores del hogar. Se trata de un tema importante dentro de las discusiones sobre feminismo, porque, a pesar del valor económico que representan para México, estas actividades han sido históricamente menospreciadas. Solo entre el 2010 y 2017, las labores de cuidados representaron una quinta parte del Producto Interno Bruto (PIB).

En el año 2010 tuvo lugar en Brasilia la Undécima Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe, en la que se acordó el Consenso de Brasilia como un espacio de discusión sobre los desafíos en la brecha de género. Ahí se expuso que el trabajo doméstico no remunerado y de cuidado en los hogares constituye una carga desproporcionada para las mujeres y, en la práctica, un subsidio invisible para el sistema económico, que perpetúa su subordinación y explotación.

Y aunque en México se ha avanzado en el tema, todavía existen brechas importantes en el trabajo no remunerado de cuidados y del hogar que realizan las mujeres y hombres, ya que de acuerdo al informe “Mujeres y hombres en México 2019” realizado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía de forma conjunta con el Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES), por cada hora que ellos destinan de trabajo en el hogar, ellas realizan tres.

Aunque en las estadísticas del Inegi demuestran que ya es menor la brecha entre hombres y mujeres que se dedican al trabajo del hogar y de cuidados (53 por ciento de las mujeres y 44 por ciento de los hombres), las mujeres aportan el triple del valor económico producido por los hombres porque siguen trabajando más en este rubro.

Para 2017, la actividad de proporcionar cuidados y apoyo a los integrantes del hogar es la de mayor participación respecto del PIB nacional (5.6% de las mujeres y 1.9% de los varones); le sigue la de proporcionar alimentación, en donde la participación de las mujeres en el PIB supera en más de seis veces la de los hombres. Por último, en la limpieza y mantenimiento de la vivienda las mujeres participan un 3.2 por ciento y hombres 1.2 por ciento.

Si se analizan estas cifras respecto a la situación conyugal, las mujeres casadas registran el mayor valor neto per cápita del trabajo no remunerado de los hogares, con 71.5 miles de pesos; mientras que los hombres casados aportan 22.1 miles de pesos, valor que representa una tercera parte del realizado por las mujeres. A esto se le agregan factores que tienen que ver con la crianza y el cuidado de menores de seis años, ya que esta sigue siendo mayoritariamente para las mujeres.

Asimismo, el Inegi demuestra que las mujeres del medio rural destinan más horas de trabajo no remunerado de los hogares y, por lo tanto, es mayor su valor neto per cápita (60.2 miles de pesos) respecto a las mujeres del medio urbano (54.5 miles de pesos)

Además, en 2018 se estimó que las mujeres dedicaban 22 horas a la semana a los quehaceres domésticos y 28 horas al cuidado de otras personas, algo que durante la pandemia se incrementó, ya que las horas invertidas por las mujeres en el trabajo no remunerado fueron 50 cada semana, según el Informe de Evaluación de la Política de Desarrollo Social 2020, realizado por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval); esta situación podría un retroceso de 10 años en las brechas laborales.

Aunado a esto, de acuerdo con el Coneval, la ocupación de mujeres que se dedicaban al trabajo doméstico remunerado durante la pandemia cayó en 33.2 % en México.


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