Ingreso Básico Universal, ¿la vía para superar la pobreza o un disparate político?

Luego de que el Frente Ciudadano por México conformado por el Partido Acción Nacional (PAN), el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y Movimiento Ciudadano (MC) indicaran que la implementación del Ingreso Básico Universal (IBU), es viable, algunos actores políticos han opinado al respecto. Es necesario comprender que la propuesta se encuentra encaminada a que el gobierno otorgue de manera mensual, una cantidad de recursos a todos los ciudadanos, por el hecho de ser mexicanos.

De acuerdo con los partidos de la alianza, entre los objetivos se encuentra la reducción de la pobreza y la desigualdad, así como estimular el mercado interno y el emprendedurismo, esto, a fin de combatir problemas como el desempleo. Afirman que al tratarse de un programa universal, se eliminan los costos burocráticos, así como el uso político y clientelar de los programas sociales, además de que se “valoran” los trabajos que no se pagan como el del ama de casa.

Por su parte, Ricardo Anaya Cortés, dirigente nacional del PAN, afirmó que actualmente existen más de 6 mil 500 programas sociales que en su mayoría, no cuenta con reglas de operación, padrón de beneficiarios o bien, estos se encuentran duplicados. “Sí hay dinero, el problema es que se gasta mal y los corruptos se lo roban”, acusó al recordar que al gobierno federal ha ingresado dinero adicional, como los 242 mil millones de pesos de 2015, o los 686 mil de 2016 que no estaban previstos en la Ley de Ingresos y que, por lo tanto, no estaban comprometidos.

Cabe señalar que a principios de 2017 Finlandia comenzó con la implementación de este modelo, a fin de comprobar los efectos que produciría esta medida. Para ello, se seleccionaron a 2 mil personas desempleadas entre 25 y 58 años, quienes dejaron de recibir el seguro de desempleo, el cual les exige buscar trabajo activamente para seguir cobrándolo. Ante ello, comenzaron a percibir un salario de 560 euros, el equivalente al subsidio mínimo por desocupación. El gobierno finlandés cree que la medida podría ahorrarles dinero en el largo plazo y que también podría estimular a que más personas sin empleo busquen trabajo.

De manera reciente, en Oakland, California, se completó una prueba similar, y se realizará una en Stockton, una comunidad que fue golpeada por la Gran Recesión y la consecuente epidemia de ejecuciones hipotecarias. Otro ejemplo es Alaska, pese a que su gobierno no ha implementado la medida del IBU, sus ciudadanos reciben un dividendo desde 1980, derivado de los ingresos por el petróleo. Asimismo, Ontario actualmente inscribe a los participantes para realizar una prueba similar a la de Finlandia, mientras que Países Bajos explora con la entrega de subsidios en efectivo, al igual que Barcelona.

Peter S. Goodman explica que pese a las creencias, la noción general radica en que el gobierno debe de otorgar recursos a todos los habitantes de manera regular, sin importar su condición laboral. Este dinero, debe de garantizar alimento, vivienda y eliminar el estigma del apoyo gubernamental.

Por su parte, Robert Greenstein, presidente del Center on Budget and Policy Priorities, una institución de investigación con sede en Washington, explicó que la instauración del IBU se relaciona con una coalición emergente entre los partidos de izquierda y derecha. En este sentido, afirmó que se vincula con un reemplazo del “estado de bienestar”, es decir, con la eliminación de los programas sociales, hecho que agudizaría la pobreza.