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Migrantes y sus Derechos Humanos, la agenda impostergable

Por Staff Códice Informativo - 10/12/2016

Si todos los migrantes que hay en el mundo se agruparan en un solo país, sería el quinto más poblado. Así de grande es el problema

 Migrantes y sus Derechos Humanos, la agenda impostergable

En el año 2015, la Fundación del Español Urgente (Fundéu), promovida por la agencia EFE y el banco español BBVA, eligió ‘refugiado’ como la palabra del año. La crisis humanitaria que se vive en Siria, que no solo involucra a quienes siguen viviendo en ese país azotado por la guerra, sino también a los que han enfrentado la pesadilla de tener que huir sin rumbo fijo, tuvo una repercusión muy fuerte el año pasado y se convirtió en uno de los temas más importantes de la agenda mundial.

A pesar de que el establishment global se situó en Oriente Medio para visibilizar la problemática, lo cierto es que el fenómeno va mucho más allá y prácticamente toca a todas las regiones del planeta.

La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) estima que existen al menos 214 millones de migrantes en todo el mundo, lo que equivaldría a poco más del 3 por ciento de la población mundial. Si todos ellos formaran un país, los migrantes serían el quinto más grande del mundo.

En México, la Red de Documentación de las Organizaciones Defensoras de Migrantes (Redodem) advierte que entre 2014 y 2015, 3 mil 654 migrantes fueron víctimas de delitos en su tránsito por México. Y estos solo son los que fue posible registrar estadísticamente.

Si bien el fenómeno en el país suele situarse entre migrantes de origen hondureño, nicaragüense, salvadoreño o guatemalteco, de manera repentina, como sorprendió al mundo la crisis siria, Tijuana y Mexicali comenzaron a recibir oleadas de migrantes haitianos y africanos que actualmente están varados en México, a la espera de recibir asilo político en Estados Unidos.

El 5 de octubre pasado, el diario El Debate registraba la presencia de al menos 2 mil haitianos y africanos en la zona. El 9 de noviembre, un día después del sorpresivo triunfo de Donald Trump, el candidato antiinmigrantes, el mismo diario que ha hecho un seguimiento puntual del fenómeno ya registraba más de 4 mil 500.

El 31 de octubre pasado, tras reunirse con la Secretaría de Gobernación (Segob), Wilner Metelus, presidente del Comité Ciudadano en Defensa de los Naturalizados y Afromexicanos, puso las cifras en otro nivel: 17 mil migrantes haitianos y africanos en tránsito por México, 6 mil en Baja California Norte, y 11 mil en Tapachula, Chiapas. A esos, habría que agregar los 7 mil que están entre Nicaragua y Costa Rica en espera de llegar a México.

Esta es tan solo una pintura de lo que significa la problemática de la migración en todo el mundo. Mientras el fenómeno acrecienta y sigue evolucionando, cada diciembre hay dos fechas que resultan de suma importancia para la reflexión.

La primera es el 10 de diciembre, el Día Internacional de los Derechos Humanos. Se conmemora en esta fecha porque ese día, en 1948, se aprobó la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Con el paso de los años, los Derechos Humanos se volvieron la piedra angular del ordenamiento social en la mayoría de los países del mundo. En México, el 11 de junio de 2011 se publicó una reforma constitucional en el Diario Oficial de la Federación que puso a los Derechos Humanos como centro de la legislación nacional, no obstante, aún hace falta mucho para que, en la práctica, el andamiaje institucional mexicano logre garantizar estándares mínimos de protección a los Derechos Humanos.

Foto: A. Miller
Foto: A. Miller

La segunda fecha es el 18 de diciembre, el Día Internacional del Migrante, el cual se conmemora desde el año 2000. Y es que si hay un grupo cuyos Derechos Humanos están en perpetua vulnerabilidad, esos son los migrantes.

En 2011, la Relatoría sobre los Derechos Humanos de los Migrantes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) realizó una visita oficial a México y dio cuenta de las condiciones que viven en el país los migrantes extranjeros e internos que, por la situación de violencia, se ven obligados a abandonar sus lugares de origen.

«Sin perjuicio de los avances señalados, la Relatoría expresa su profunda preocupación por la grave situación de seguridad que viven los migrantes, tanto extranjeros como mexicanos, en su tránsito por México. La Relatoría recibió información sobre serios problemas de inseguridad de los migrantes. Durante su tránsito por territorio mexicano, los migrantes son víctimas de asesinatos, desapariciones, secuestros y violaciones sexuales. Asimismo, los migrantes extranjeros son víctimas de discriminación», expresa la Relatoría sobre aquella visita.

Mientras el mundo está preocupado por el discurso proteccionista, nacionalista y eminentemente racista que ha secuestrado la política británica con el ‘Brexit’, o la estadounidense con la elección de Donald Trump, en todo el planeta se vive una profunda crisis humanitaria por el estado de invisibilización en el que se encuentran las millones de personas que transitan de un lugar a otro en la búsqueda de mejores oportunidades de vida.

Esta crítica ha sido retomada en el discurso de algunos políticos que no han dudado en expresarlo a los cuatro vientos, sin embargo hay sociedades y gobiernos que condenan al ostracismo a los migrantes y los violentan con su desdén. En Querétaro, el vivo ejemplo son los ataques y hostigamientos de los que la Estancia del Migrante González y Martínez (EMGM) ha sido objeto, realizados desde la impunidad por una empresa como Ferromex, que utiliza guardias privadas fuertemente armadas para ‘proteger’ su cargamento.

Martín Martínez, director de EMGM, a quien la LVII Legislatura de Querétaro galardonó con la medalla ‘Nelson Mandela’ por su contribución a la protección de los Derechos Humanos, ha sido ignorado durante años en su llamado a las autoridades municipales de Querétaro para que hagan valer la donación de un terreno que se aprobó en Cabildo el 11 de septiembre de 2012. Desde entonces han pasado tres administraciones y dos partidos políticos, pero la solución para la instalación de su albergue no ha llegado.

Los Derechos Humanos deben convertirse en la agenda de todos, y en un escenario global como el que se presenta actualmente, garantizarlos para los migrantes resulta impostergable. El futuro no puede ser halagador si el ser humano no se convierte en el referente principal de cualquier política pública o del actuar ciudadano.

Estos próximos 10 y 18 de diciembre la reflexión debe ser profunda, pues la vida de millones de personas corre peligro, día con día, por el solo hecho de hacer uso de su libertad para moverse de lugar. La pasmosa realidad es que el mundo está lejos de hacer lo suficiente para tratarlos con, al menos, un poco de humanidad.


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