Balance sexenal: Red Q, el bache de movilidad en Querétaro
Han intentado modificar, cambiar y hasta justificar algunas acciones mal ejecutadas en este tema.
El 1 de agosto de 2013 inició el fallido sistema de transporte Red Q en la zona metropolitana del estado de Querétaro, mismo que a casi dos años de distancia no está ni cerca de la modernización tan anhelada por los más de 600 mil usuarios de camión.
En aquel entonces, Jorge López Portillo Tostado, secretario de Gobierno, anunció que comenzaría a tomar forma la modernización del sistema de transporte en los municipios de Querétaro, El Marqués y Corregidora, sabiendo que era un compromiso de campaña.
La modernización incluía reducir de 96 a 83 el número de rutas, arrancar con el sistema de prepago, realizar una credencialización para adultos mayores y estudiantes, renovar de manera gradual la flotilla vehicular, capacitar a los operadores y cambiar de gasolina a gas natural el sistema de combustión de los camiones.
Desde el 25 de julio de 2013 los usuarios tenían la posibilidad de tramitar su tarjeta preferencial para comenzar a familiarizarse con el nuevo sistema de prepago, siendo que la intención era evolucionar la forma de pago, para dejar de utilizar efectivo y pasar al uso de plástico en cada pasaje.
Todo lo anterior formaba parte de la primera etapa de modernización; sin embargo, todo quedo en la teoría, pues en la práctica, el arranque del nuevo sistema Red Q fue caótico, considerando que varias empresas concesionarias decidieron hacer un paro laboral por inconformidad con las nuevas condiciones.
La toma de malas decisiones se vinieron en cascada a partir de ese entonces, pues el traslado al sistema de prepago no terminaba ni ha terminado por ser bien aceptado por la ciudadanía, además que las máquinas para recargas de dinero tienen fallas constantemente y eso propicia que los usuarios escépticos prefieran seguir usando efectivo.
Se presume que alrededor del 40 por ciento de la flotilla de camiones ha sido renovada, sin embargo, es algo que no ha convencido a propios ni extraños, pues lo único nuevo que salta a los ojos de los usuarios es el cambio de colores en su exterior, mientras que al interior son idénticas y en pocos días vuelven a lucir sucias y descuidadas.
El ancho de la población que utiliza este sistema de transporte, denuncia frecuentemente que los operadores distan mucho de estar capacitados, pues reportan que siguen siendo groseros, irrespetuosos, conducen mal, no respetan a la gente mayor, no utilizan su uniforme y continúan sin respetar los señalamientos de tránsito.
Estas irregularidades han propiciado que a lo largo de la administración estatal hayan existido al menos tres paros laborales, en los que participaron la gran mayoría de las empresas concesionarias, situación que provocó que las patrullas tanto de la policía estatal como municipales hayan tenido que servir como medio de transporte.
Los policías tuvieron que desviar su atención en materia de seguridad para fungir como operadores o choferes, principalmente en las avenidas de mayor afluencia vehicular de la zona metropolitana, lo cual, por evidentes razones, no sólo afecto la labor de las corporaciones sino también los tiempos de los usuarios que salen a estudiar o trabajar.
De dos meses a la fecha, algunos transportistas se han manifestado públicamente, pues aseveran que las empresas están en quiebra, no cuentan con recursos para reparar las unidades en mal estado y carecen de posibilidades de comprar combustible o diesel, lo que significa una amenaza para el sistema, pues están al borde del colapso.
Entre las negociaciones que han entablado las autoridades estatales con los líderes de al menos 11 de las 12 empresas concesionarias, para conocer la problemática de fondo, también se ha puesto sobre la mesa la posibilidad de incrementar la tarifa del transporte público, situación que en un principio fue negada de forma contundente pero después se dejo abierta esta situación.
Han intentado modificar, cambiar y hasta justificar algunas acciones mal ejecutadas en este tema, mediante el incremento de rutas, el anunció de unidades nuevas, declaraciones homologadas y sanciones para los operadores que no cumplen con los estándares de atención hacia los usuarios, pero el nivel de hartazgo es tanto, que ya nadie cree en este proceso de modernización.
Lo cierto es que al no poder concluir con éxito la primera etapa de modernización del sistema de transporte Red Q, nunca lograron dar paso a la segunda etapa en la que se implementaría la realización de carriles confinados, pese a que desde mediados de 2014 tienen en standby un proyecto ejecutivo para comenzar a realizar el primero en Constituyentes.
Actualmente la gente se mantiene a la expectativa de lo que pasara antes de que termine la presente administración estatal, pues López Portillo en un principio decía que no al incremento de pasaje, mientras que el gobernador José Calzada no descartó la posibilidad, es decir, nunca ha cerrado las puertas a que la tarifa se eleve de 6.50 a 8.00 pesos.
De suceder esto, ha trascendido que podría darse a partir del 1 de septiembre de 2015, tan sólo un mes antes de terminar el gobierno actual. Este eventual incremento ha generado especulación y malestar entre los usuarios de transporte, pues comprenden que se tenga que elevar el precio por el servicio, pero no alcanzan a entender la razón para mermar el bolsillo de los queretanos, siendo que el servicio que se ofrece en el presente es igual o más deficiente que hace dos o seis años.