Venezuela tiene una cita con la historia este domingo

El domingo 14 de abril de 2013 Venezuela se enfrenta nuevamente a un punto de inflexión histórica. Por una parte está la promesa de la continuidad del proyecto chavista, con la característica especial de que esta vez no está Hugo Chávez, sino Nicolás Maduro, y por otra parte está la oportunidad de cambiar el devenir del futuro del país con la única opción capaz de hacerle sombra al fallecido presidente.

La posibilidad de que Maduro confirme su presencia en la silla presidencial mediante el triunfo en los comicios electorales de este domingo significaría la continuidad de un Revolución especialmente criticada por estar, supuestamente, basada en la figura carismática de un líder que prolongó su estancia en el poder durante 14 años.

Por su parte, Henrique Capriles ha tenido un ascenso exponencial y a pesar de haber luchado en dos ocasiones ante la maquinaria del Poder chavista, ha podido posicionar su proyecto político en el agrado de un importante número de venezolanos que permiten pensar sin despropósito que ganar está entre las posibilidades.

¿Qué le depara al país ante esta disyuntiva? Sin duda, el que gane uno y otro candidato traerá consecuencias diversas para la nación sudamericana.

Maduro promete seguir la línea del llamado “Socialismo del siglo XXI” y con ello, mantener su hegemonía entre aquellas naciones que tienen instaurados proyectos similares, sobre todo en Latinoamérica en donde la pretensión es incluso intaurar un eje de países de izquierda.

De ganar Nicolás Maduro, el chavismo se fortalecería y de ser una palabra con la que se le conoce a un periodo histórico de un gobernante en el poder (porfirismo, por ejemplo), pasaría a ser una categoría política que perdure en el tiempo.

Con esto sería de esperarse que el proyecto no sólo se mantenga, sino que se profundice. Ante este supuesto, Venezuela podría ser precursor en el siglo XXI de un cambio de sistema económico y transitar hacia un esquema total estatista basado en el poderío económico que supone la posición que ocupa Venezuela en el mundo del petróleo.

Capriles, por su parte, promete terminar con lo que considera un proyecto de país enquistado. El gobernador del estado Miranda representa las esperanza de una considerable parte del país que no comparte el espíritu chavista.

El joven abogado de 40 años, soltero y sin hijos, ha ganado voluntades gracias a su discurso conciliador, que no pretende incendiar lo hecho en los últimos 14 años y sí promete recuperar las cuestiones positivas, como los programas sociales que considera “conquistas del pueblo”.

Lo cierto es que Venezuela vive horas bajas haciendo un balance general del país. Con una inseguridad desbordada, la inflación por las nubes, la polarización del país y un afán electoral que se ha extendido hasta por un año, cualquiera que gane la Presidencia del país tendrá un trabajo fuerte para hacer, con la salvedad de que cada uno usará distintas armas.