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El crimen secuestra Querétaro

Por Staff Códice Informativo - 10/01/2015

Son varios los hechos delictivos que han llamado la atención de la ciudadanía en este inicio de año, mientras la autoridad guarda silencio

 El crimen secuestra Querétaro

Cerramos el año 2014 con la advertencia que el tema de la seguridad había superado una barrera en la incidencia delictiva histórica, al rebasar los mil 600 delitos por cada 100 mil habitantes.

Es lamentable como inicia el presente 2015, con el reporte de la desaparición de la familia Martínez Uribe y la confirmación del asesinato de la señora Silvia Uribe Cano –madre de los menores-  Kevin Martínez Uribe, de 8 años de edad, y de Arlett Dayana Martínez Uribe, de 5 años de edad.

Esta familia salió de su domicilio en Amealco y nunca regresó; si bien se activó una Alerta Amber con respecto a la ficha de la menor Arlett Dayana, no se siguió el mismo protocolo con respecto a su hermano. Se desactivó la alerta pero no se amplío la información y es a través de instituciones de Procuraduría General de Justicia (PGJ) de otras entidades como se pudo dar cuenta del cobarde asesinato de los menores junto con su madre. Mientras tanto, en Querétaro, reinó el silencio.

La violencia en contra de las mujeres aparentemente sigue en incremento y no se hace nada, aun cuando hay legislación que busca prevenir y agravar los delitos en contra de la mujer, las desapariciones siguen presentándose.

En Juriquilla, esta misma semana, se presentaron dos hechos alarmantes -presuntamente secuestros-; el primero de ellos se presentó el pasado jueves, en el que la víctima fue una mujer, y el segundo también a plena luz del día, en el que la víctima fue un joven.

Aun cuando fuentes cercanas a las dependencias han confirmado la información, no lo hace de manera institucional la autoridad correspondiente. Por ello, periodísticamente se debe nombrar a estos eventos como presuntos, sin embargo, el pato tiene pico, tiene alas y grazna; es decir, en ambos hechos hubo una privación ilegal de la libertad, por personas armadas –portaban armas largas- e incluso con vehículos similares de acuerdo con las fuentes consultadas.

En el caso de la mujer privada de su libertad el pasado jueves, la información, incluso, llegó hasta la oficina de Jorge López Portillo, secretario de Gobierno, según relataron a Códice Informativo fuentes cercanas. El hecho generó alarma incluso de miembros de las familias dedicadas al desarrollo inmobiliario de la zona de Jurquilla. Sin embargo, oficialmente no se hizo un pronunciamiento de los cuerpos encargados de la seguridad.

En una época donde la información fluye incontenible, los hechos han generado entre los vecinos de la zona de Juriquilla una  gran preocupación; en algunas escuelas de la zona se les ha dicho a los padres que aumenten sus precauciones, así sin mayor preparación que el sentido fundamental de sobrevivencia.

El silencio de la autoridad, -carta de presentación de su política de comunicación ante estos eventos, como ya sabemos, cuando el tema se pone “rojo”– aumenta, confunde y causa psicosis entre la ciudadanía.

Habrá quién crea que al no haber pronunciamientos públicos por parte de la autoridad, los hechos simplemente no se registran. Las preguntas continúan ¿Cuántos reportes similares van en los últimos 30 días? ¿sólo son dos eventos seguidos en Juriquilla? ¿Que debe hacer la población ante esta oleada criminal?

El fenómeno delictivo es una espiral ascendente, y es evidente que el delito del fuero común se ha desbordado; esto es visible de acuerdo con la incidencia reportada por la entidad ante el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad (SNS), órgano técnico que coordina los esfuerzos nacionales y los reportes en torno al comportamiento delictivo en México. Ahí, se ha mostrado de manera permanente como en Querétaro la incidencia delictiva muestra un comportamiento ascendente, sin que nadie haga nada al respecto. En algún eslabón de la cadena se pierde o se oculta la información real, lo que genera que el discurso del “no pasa nada” prosiga, mientras pasa casi de todo.

La frecuencia y la gravedad de los delitos dejan ver que la entidad vive una fuerte crisis de seguridad, la autoridad parece más ocupada y preocupada por “épocas electorales” que por la prevención y la disminución de delitos de alto impacto; todo apunta a que en Querétaro hay un esfuerzo por esconder el polvo debajo del tapete, por llamarle otros delitos a los delitos de alto impacto.

La percepción de ineficiencia no solo es de la sociedad, la delincuencia también da cuenta de la situación y en consecuencia actúa incrementando los índices de criminalidad y contaminando la tranquilidad de la ciudadanía.

 


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