¿Hay algo que celebrar el 7 de junio?
Por Mánelick Cruz. El 15 de mayo de 2017 fue asesinado a tiros Javier Valdez Cárdenas en su estado natal, Sinaloa. Su último libro fue […]
Por Mánelick Cruz.
El 15 de mayo de 2017 fue asesinado a tiros Javier Valdez Cárdenas en su estado natal, Sinaloa. Su último libro fue “Narcoperiodismo”, un relato fiel de cómo viven el periodismo quienes se dedican a documentar el crimen organizado.
El Día de la Libertad de Expresión en México se estableció el 7 de junio de 1951 entre editores y el gobierno encabezado por Miguel Alemán, esto, como un derecho humano básico que quedaría instaurado desde entonces en la Constitución Mexicana y en la declaración de Derechos Humanos.
Pero que estuviera por escrito no significó nada para Javier Valdez, ni tampoco para los 255 periodistas asesinados desde 2006 (fecha en la que dio inicio la guerra contra el narcotráfico y elegida por el actual gobierno para contabilizar las cifras de los decesos, tras considerarlos como parte de los daños colaterales).
Como el mismo gobierno lo reconoce, el Estado mexicano ha sido incapaz de garantizar este derecho que, incluso nuestros representantes -desde el diputado federal Felifer Macías, hasta Enrique Irazoque, encargado del Mecanismo de Protección a Periodistas- coinciden en que es necesario para avanzar hacia un país democrático.
En Querétaro no tenemos periodistas muertos. Por lo que sabemos los cinco periodistas que están bajo el mecanismo de protección federal siguen con vida (aunque Irazoque no aclaró de quién vienen las agresiones).
¿Eso significaría que en Querétaro hay libertad de expresión?
En Querétaro podremos no tener muertos, pero sí hay agresiones, y no sólo de las que ameritan medidas de protección. Javier Valdez ya lo escribió en su libro al rescatar el testimonio de la periodista, Sonia Serrano quien le comentó:
“La mayoría de los medios electrónicos basan su fortaleza en la publicidad del sector público y tratan de incomodarlos lo menos posible, esto genera un círculo vicioso de contratar jóvenes recién egresados porque salen baratos, no los hacen investigar y no incomodan funcionarios”.
Aquí se revela no sólo una agresión del tipo salarial, que obliga a los periodistas a vivir en condiciones poco favorables, sino además una simbiosis entre gobierno y medios de comunicación en la que tal vez sólo los periodistas de a pie pueden reconocer diario.
Podrán todos los políticos, especialmente hoy, autoafirmarse demócratas y respetuosos de la libertad de expresión, pero tanto para ellos, como para la prensa y como para la ciudadanía, este debería ser un día de reflexión, ¿en verdad hay libertad de expresión?.
¿Los políticos son demócratas cuando dicen respetar la libertad de expresión pero a su vez solicitan no recibir a ciertos periodistas? ¿Hay democracia cuando hay una clase política no puede o no quiere soportar la crítica? ¿De verdad tenemos libertad de expresión cuando el miedo provoca la autocensura de la prensa?.
Reforma 140
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