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Mercado Escobedo, toda una tradición queretana

Por Staff Códice Informativo - 28/10/2016

Recorrer cada uno de los pasillos del mercado, es ir a un viaje de recuerdos, muchos de ellos de la infancia: ¿quién no llegó a visitar este espacio cuando niño?

 Mercado Escobedo, toda una tradición queretana

A temprana hora, inclusive antes de que salga el sol, el mercado Escobedo comienza a cobrar vida, los locatarios empiezan a lavar y arreglar sus puestos, con la finalidad de dar el mejor servicio a sus clientes, con productos de calidad y a mejores precios que en los supermercados.

Desde la entrada, el singular olor de un mercado hace su aparición, ese que varía de pasillo en pasillo y que se origina por todas las flores que hay en una sección, o la concentración de los productos del mar que lucha por sobresalir entre el aroma de la carne de res y puerco, y no se digan los puestos de comida, siempre repletos.

Destaca la zona que alberga las frutas y verduras, esos sitios que nos recuerdan al campo, que nos trasladan a otro lugar fuera de la ciudad, sin siquiera salir de ese espacio; algo similar ocurre con las semillas, granos, chiles secos y demás productos que también hace recordar un platillo delicioso.

Recorrer cada uno de los pasillos de este mercado, es ir a un viaje de recuerdos, muchos de ellos de la infancia: ¿quién no llegó a visitar un mercado cuando niño?; sin embargo se tiene un lado negativo, y es que la gente supera en demasía la infraestructura destinada para este lugar, los pasillos se ven superados por la cantidad de mercancía de los locatarios y los visitantes.

Desafortunadamente el mantenimiento no es el mejor, hay locales que pareciera nunca han sido cambiados desde que abrió este espacio, hace más de 52 años; no se diga el piso, que es un vivo reflejo del camino que han recorrido millones de queretanos en tantos años, buscando siempre el mejor producto.

La infraestructura por fuera luce bien, pero por dentro pareciera que hace un grito de auxilio para ser rescatado, poco a poco va perdiendo luz y color, como si quisiera quedarse sin vida, sin embargo la misma gente que lo visita, sin importar el estatus social, no se lo permite, convirtiéndose así en un lugar tradicional para muchas personas.


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