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Francisco Araiza dice que su carrera como tenor hace ‘justicia cósmica’ a su padre

Por Staff Códice Informativo - 05/10/2016

El padre de Francisco Araiza recibió una oferta para hacer carrera en la Metropolitan Opera House de Nueva York que se vio obligado a rechazar; por eso el tenor mexicano opina que el éxito de su trayectoria es una especie de ‘justicia cósmica’ hacia su progenitor.

 Francisco Araiza dice que su carrera como tenor hace ‘justicia cósmica’ a su padre

Francisco Araiza (Ciudad de México, 1950) recibió el pasado domingo la Medalla del Festival Internacional Cervantino (FIC) en reconocimiento a su carrera, con la que ha roto barreras para los cantantes mexicanos y ha abierto las puertas a las generaciones que le siguieron. Sin embargo, según señaló en entrevista con la agencia EFE, en sus inicios, ni se imaginaba que pudiera dedicarse profesionalmente al canto: «No me interesaba, no me gustaba».

Lo que él verdaderamente quería era ser organista, como su padre, ese hombre que había rechazado en su juventud la propuesta de ir a la Metropolitan Opera House Nueva York cuando tuvo que decidir entre su carrera y su mamá, a la que cuidaba desde los 7 años, y se decantó por quedarse con su madre. Pero uno de los maestros de Araiza, así como el director del coro de cámara al que pertenecía, le insistían en que debería dedicarse a su voz, educándola primero. De esta forma, relató, fuentes externas le metieron la idea del canto.

Su vivencia personal lo ha convencido de que el artista siempre es escogido, por lo que aseguró: «tú no haces la carrera, la carrera te llega a ti», y lo único que se puede hacer es prepararse de la mejor manera y esperar la llegada de una oportunidad.

Él se supo ‘elegido’ en el momento en el que fue aceptado en la clase de la legendaria soprano Irma González, pensamiento que confirmó cuando le adoptó musicalmente la maestra Érika Kubacsek. Esta última «fue la primera que expresó que quizás tendría la capacidad […] de poder hacer una carrera internacional», apuntó el capitalino.

A pesar de que considera que la grabación, en 1979, de La flauta mágica bajo la conducción del director de orquesta austriaco Herbert von Karajan fue como un boleto de entrada a la élite musical, no olvida que sus raíces están en México, gracias a las dos maestras que hicieron de él lo que es. Araiza celebró que «la ópera es más popular que antes, se ha roto con muchas barreras», para lo cual ha sido fundamental la incorporación del público joven. Asimismo, subrayó la labor que tuvieron los tres tenores, Luciano Pavarotti, José Carreras y Plácido Domingo, quienes con sus conciertos acercaron el género operístico a un público más general.

Por otra parte, expresó que aquellos jóvenes de su país que quieren dedicarse a la ópera ya no lo tienen más difícil por el simple hecho de ser mexicanos. «Gracias a la tarea que yo inicié, que siguió Ramón (Vargas) y que ahora está coronando Javier Camarena, el cantante mexicano tiene mayor aceptación que nunca en el mundo internacional», afirma el tenor. En este ámbito, sus compatriotas ya no son ‘los exóticos’, ni se duda de si pueden solfear o actuar, «al cantante mexicano se le considera absolutamente de primer orden, y a los tenores ni se diga».

A nivel interno, «el problema de la ópera en México es que ha sido eminentemente centralista, todo ha salido de Bellas Artes, exportado a los estados, pero ahora con las iniciativas estatales se están creando producciones propias y eso es lo que necesitamos», opinó Araiza. Si le dejaran soñar pediría, además, que se creara un teatro exclusivamente para ópera en la Ciudad de México, ya que el espacio del Palacio de Bellas Artes tiene que compartirse con otras disciplinas artísticas. «Se quiere crear una tradición fuerte, moderna, con un gran corsé», consideró el tenor.

 

EFEMEX.


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