Deportes en equipo, la deuda de México en Juegos Olímpicos
Sin contar el fútbol, un deporte que se cuece aparte, México ha sido históricamente endeble en los deportes de conjunto
Desde México 1968 hasta Londres 2012, las medallas olímpicas mexicanas se han dividido en 12 deportes distintos. De esos, algo distingue de manera particular a 11: son deportes que se practican de manera individual. Aunque existen pruebas por equipos, la natación, la esgrima, los clavados, el box, el atletismo, la disciplina ecuestre, el ciclismo, la lucha grecorromana, el levantamiento de pesas, el taekwondo y el tiro con arco dependen eminentemente de la capacidad individual para su desempeño.
El futbol, con el oro de Londres 2012, se ha erigido como el único deporte intrínsecamente en equipo que ha dado una medalla olímpica a México. Apenas la disciplina ecuestre, con una medalla de bronce en Moscú 1980, y los clavados sincronizados con medallas en Beijing 2008 y Londres 2012, se acercan a esta hazaña, a pesar de ser deportes que nacen de la competencia individual para después generar esquemas en equipo.
Y si se considera que el futbol, por el tamaño de su industria y al ser el deporte más popular de México, no es propiamente una disciplina olímpica mexicana, la dura realidad indica que en México, las pocas luminarias deportivas olímpicas que han existido en los últimos 48 años provienen del esfuerzo y el talento individual de mexicanos gloriosos que han podido imponerse ante el mundo.
El origen de esta condición pudiera provenir de la cultura de una sociedad históricamente incapaz para ponerse de acuerdo. Una sociedad que ha aprendido a observar una y otra vez cómo los esfuerzos colectivos sucumben mientras los destellos esporádicos de unos cuantos han permanecido en los anales de la historia.
Esta condición del mexicano la han sufrido, más que nadie, los deportistas que han dedicado su vida a los deportes de conjunto que están lejos de los reflectores nacionales, como es el caso de Oliver Álvarez Basilio, capitán de la selección mexicana de waterpolo, y uno de sus históricos jugadores.
Sueño olímpico en la sangre
De una familia olímpica muy particular, pues su madre Enriqueta Basilio, la famosa ‘Queta’, fue una de las mejores atletas de su tiempo y es recordada por ser la primera mujer en la historia en portar el fuego olímpico y en encender el pebetero en los juegos de México 1968, Oliver tiene en su sangre el deporte.
A diferencia de su madre, eligió un deporte en el que de manera intrínseca se necesita competir en equipo. Y aunque su carrera de más de 20 años le ha valido para jugar en ligas europeas y norteamericanas, y así ganar metales centroamericanos, jamás le alcanzó para conseguir clasificarse a unos Juegos Olímpicos y competir por sus medallas.
En un país poco proclive para el trabajo en equipo y con una cultura deportiva poco desarrollada, su cruzada fue siempre cuesta arriba.
«Es un tema cultural, creo yo, un tema del país. No tenemos mucho esa cultura de trabajar en equipo, por lo menos a mi entender, lo que yo percibo, es mi opinión 100 por ciento, la gente en México va mucho a remar hacia su molino. No sabemos compartir éxitos y triunfos con la persona de al lado, entonces por eso también no tenemos deportes de conjunto que sean lo suficientemente sólidos como para competir a ese nivel», dijo en una entrevista con Codicegrafía.
Apoyo gubernamental nulo
Si a esto se le agrega el oscuro manejo de las federaciones deportivas en el país, en particular la Federación de Natación, de la que lamenta el pobre apoyo que se le ha otorgado históricamente al waterpolo, el coctel resulta indeseable. «Las competencias son mínimas. Hay todo un tema con la Federación Mexicana de Natación porque están eliminando prácticamente todos los torneos. Quieren desaparecer a fuerzas la liga juvenil, no hay competencias internacionales».
A pesar de ello, la selección mexicana de waterpolo se las ha ingeniado para ganar sendos oros en Juegos Centroamericanos y del Caribe, en El Salvador 2002, y en Veracruz 2014. «A mí me llevan prometiendo que voy a recibir una compensación económicamente mes a mes, desde Veracruz, y no he visto un peso. No lo hago por eso, pero no tienen porque decir cosas que no van a hacer».
Waterpolo, un deporte físicamente exigente
Además del valor del conjunto como parte esencial del waterpolo, de acuerdo con Oliver Álvarez este es un deporte físicamente tan exigente que resulta normal que la mayoría de las personas decidan no practicarlo. «Es un deporte complicado, difícil. No es difícil de entender, de hecho es bastante atractivo, pero si no lo entiendes, si no lo practicas, si no lo transmites y le das respaldo, difícilmente lo vas a lograr».
El waterpolo implica la necesidad de nadar a diferentes ritmos, muchas veces con el control de una pelota en la mano, y sobre flotar constantemente, pues la alberca es lo suficientemente honda como para no poder tocar el suelo. «La gente lo que no ve fácil, no le gusta, no lo hace, no le entiende y no lo comparte. Esa yo creo que es la razón», agrega.
Deportes de conjunto, luz y sombra
Para México, en lo que se refiere a deportes de conjunto, lamentablemente son más las sombras que las luces. El waterpolo, a pesar de haber triunfado en Juegos Centroamericanos, no estará en la cita olímpica de Río de Janeiro, al igual que el basquetbol, que no pudo clasificarse en el repechaje disputado en Italia.
Sin la presencia de su gran estrella Gustavo Ayón, y con importantes problemáticas y carencias debido a la falta de apoyo por parte de las autoridades deportivas nacionales, a pesar de haber ganado medalla de plata en los Juegos Panamericanos Guadalajara 2011 y haberse alzado con el campeonato FIBA América 2013, el mayor hito del basquetbol mexicano desde la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Berlín 1936 no competirá este agosto en Brasil.
Sin apoyos y con una serie de problemáticas administrativas ampliamente discutidas por los jugadores en los medios de comunicación, la selección mexicana de basquetbol no pudo mantener el crecimiento que lo llevó al Campeonato Mundial de 2014, y la progresión quedó en la nada en este 2016.
Pero la esperanza de los deportes de conjunto en México, además de estar sobre los hombres de la selección de futbol que defenderá el oro de Londres 2012, está sobre la selección mexicana de voleibol, que logró una histórica clasificación tras vencer en el repechaje a Túnez. Desde 1968, en donde compitió por ser local, la selección mexicana de voleibol no lograba clasificarse a unos Juegos Olímpicos.