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Vuelvo a creer

Por Staff Códice Informativo - 03/07/2014

Viajé a Brasil un tanto escéptico, sin mi pasión acostumbrada por el fútbol. Un tanto aburrido y un tanto decepcionado de lo que últimamente me […]

 Vuelvo a creer

Viajé a Brasil un tanto escéptico, sin mi pasión acostumbrada por el fútbol. Un tanto aburrido y un tanto decepcionado de lo que últimamente me había ofrecido. Fútbol sin corazón, fútbol que no transmite emociones altas. Si bien ese escepticismo me ha permitido ver las cosas con un ángulo más amplio, este mundial me ha regresado la pasión. No la pasión por un equipo o por una selección, la pasión al fútbol. El amor.

Partidos que ponen la piel de gallina como el Estados Unidos – Bélgica. Que si bien es cierto Bélgica tuvo para matarlo 15 veces antes y no lo hizo, también es cierto que el fútbol es así. Si fallas hay que volverlo a intentar cada vez con más fuerza, como la vida misma. Si te están atacando, busca como defenderte y en el más mínimo resquicio del rival colarte por ahí para hacerle daño, si se puede mortal, como la guerra.

Algunos critican este mundial por falta de calidad, es cierto, pero cuando no se tiene calidad hay que intentarlo con fuerza, corriendo, dejando todo. Respondiendo a la gente que está en las gradas, que se dejó 4 años de ahorros por estar ahí. Por la gente que está desde su país viendo en una tele ese partido, ese mundial que tanta ilusión le genera. Ilusión que supera tal vez a la del propio jugador. Concretamente yo, he estado al borde de las lágrimas unas cuantas veces, sin jugarme absolutamente nada en ese partido.

Mañana se reinicia la acción, queda lo mejor antes de llorar porque no veremos nada igual hasta dentro de 4 largos años. Nos queda Rodríguez, James Rodríguez, que lleva los números de Pelé en su mejor Mundial y que intentará la proeza de vencer al anfitrión, que pasó del joga bonito al joga a vencer sin importar como ni cuando. Nos queda Paul Pogba y la potente Francia, que además de potencia tiene calidad y que a los románticos nos recuerda un poco a esa Francia del 82/86, que precisamente como mañana se la jugó también contra Alemania. Alemania griposa la de hoy, que tiene a Tony Kroos, el deleite hecho jugador. Si nos repiten otra vez el espectáculo de las semifinales en el ’82 y en el ’86 a más de uno nos caerán las lágrimas de emoción. Nos queda un electrizante Robben que él solo parece suficiente recurso para plantarse en semifinales. Enfrente estará Keylor Navas, Joel Campbell, Bryan Ruíz & cía bendita revelación, pura vida. También estarán Hazard, de Bruyne y los demonios belgas que no son más que eso, demonios. ¿Para que quieren más? Y nos queda Messi, la pulga, el ídolo que todo mundo espera como agua de Mayo en este mundial. Nos queda mucho.

Salir a la calle a hacer ejercicio y ver por las tardes a niños jugando en la calle. ¡Por favor¡ ¿Cuántos años hacía que no veía yo a niños jugar en la calle? Fútbol antiguo, bienvenido seas. La recepción a los jugadores de la selección argelina en Argel. La recepción hostil a la selección coreana en Seúl. Los festejos costarricenses en San José. Computadoras buscando conexión en pleno desierto del Sahara para ver un Nigeria-Irán que supuestamente nadie quería ver. Calles desiertas en cualquier país a la hora que fuera para ver a su selección. Ver el Soldier Field de Chicago abarrotado de gente al igual que el Cowboy Stadium de Dallas, para ver a los Estados Unidos jugarse el pase contra la selección de Bélgica, sí, en el país donde decían que el fútbol no iba a calar. Allí mismo caló y caló hondo.

Y menos mal que todo esto es solamente fútbol, si llega a ser más no existiría, que grande.

 

Por Daniel Fernández Sobrino

@danielfersob


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