Mariachis queretanos buscan subsistir
En estas fechas repuntan sus ingresos, aunque el resto del año están en el olvido
Llegar, sentarse y esperar. Esta es la rutina de la mayoría de los mariachis en la plaza Santa Cecilia de Querétaro, un lugar típico que se ha convertido en foco de la delincuencia, el vicio y el olvido; situación que lamentan algunos músicos que ven en este sitio su lugar de trabajo.
Son las 6:00 de la tarde, Manuel llega con sus dos hermanos y uno de sus sobrinos a este lugar ubicado en el cruce de las avenidas Universidad y 5 de Febrero. Buscan donde sentarse entre los más de 20 músicos que llegan cada fin de semana para ganarse la vida.
Al grito de “¿música joven?” o “¿cuál le tocamos?”, se acercan a los vehículos que se estacionan, todo con la ilusión de ser contratados y llevarse unos 3 mil pesos, si la noche es buena, o regresar a casa con las manos vacías.
“Ya ahorita no es como antes, ahorita ya no quieren pagar. Quieren llevarnos a ‘dar gallo’ y luego ahí andamos hasta haciéndonos de gritos con los clientes porque cuando terminamos no nos dan lo que les habíamos dicho, por eso ya pedimos adelanto o que nos paguen todo antes de subirnos, porque uno luego no sabe con quién se sube“, recordó don Manuel.
Bastan mil 500 pesos para ir por una hora hasta el domicilio en el que amenizarán, ya sea que lleven su vehículo, cuando cuentan con él, o subirse con el cliente, confiando en que los regresarán con bien a sus labores.
“En ocasiones es mucho ‘borrachillo’ el que nos quiere contratar, ya le piensa uno porque sabrá dios hasta dónde nos quieran llevar o si nos irán a hacer algo“, agregó Esteban, sobrino de don Manuel.
Los mariachis, que no tienen nombre artístico, heredaron ese don de sus familiares, y recordaron con tristeza el paso del tiempo, pues a decir de ellos la delincuencia se ha apoderado de esta zona, sin que se haga algo al respecto.
“Uh, antes era familiar el ambiente, era venir con la esposa y los hijos a escuchar música, el Día del Músico era una fiesta. Todavía siguen viniendo, pero también mucha gente se ha alejado por los ‘teporochos’, porque nomás vienen en los coches, ahí se paran y les tocamos, pero están tome y tome y sí se han llegado a poner agresivos con algunos clientes, ‘que yo lo vi primero’, que ‘hazte para allá porque yo lo estoy pagando’, nomás pleito y pleito y espantan a los clientes“, lamentó don Manuel.
Aun así se conservan las tradiciones, pues personas acuden a pagar 150 pesos por canción en promedio, si no hay muchos clientes, aunque con el “regateo” se llegan a pagar sólo 100, cuando la noche es abundante y tienen que bajar sus costos por la competencia.
En estas fiestas patrias, ellos ven una oportunidad para obtener ingresos, y la mayoría ya ha amarrado un contrato con algún restaurante o negocio para amenizar, por lo que son pocos los que acudirán, pues saben que los clientes se encuentran en altas horas de la madrugada.
“En estas fechas preferimos ir a restaurantes, bares, ya nos pagan un poquito mejor. Aquí llegamos como a las 3:00 o 4:00 de la mañana, cuando ya andan ‘servidos’ muchos clientes y nos llevan a seguir la fiesta, porque antes está muerto (…) si llega a haber un grupo o dos, pero los que tenemos más años ya desde hace tiempo encontramos donde tocar ese día“, detalló Esteban.
Los músicos coincidieron que aún se conserva la tradición, pero que ha tomado más tintes de fiestas acompañadas con alcohol, que el disfrutar de una buena pieza musical; aunque reconocieron que en estas fechas, la policía refuerza la seguridad en la zona.