×

Busquedas Populares


×

Opinión



Secciones




Terremotos no deben ser factor sorpresa: investigador

Por Staff Códice Informativo - 22/04/2012

Entrevista con el doctor Víctor Manuel Gómez González, investigador del Instituto de Geociencias de la Tierra de la Universidad Autónoma de México, Campus Juriquilla

 Terremotos no deben ser factor sorpresa: investigador

Víctor Manuel Gómez González, uno de los investigadores pertenecientes al grupo más respetado a nivel nacional en el estudio del comportamiento de los movimientos de la tierra, comparte con Códice Informativo explicaciones sustentadas acerca de por qué no ha parado de temblar.

En general estamos hablando de un planeta vivo. Este planeta tiene una dinámica que está establecida por lo que conocemos como las corrientes de convección en el manto. Eso hace que los continentes se muevan a lo largo de la historia de este planeta, ya que los mismos continentes están divididos en placas tectónicas, dichas placas se van desplazando con el tiempo y en cada movimiento que tienen cuando chocan entre sí, generan eventos sísmicos. Es por eso que la actividad sísmica responde a esta dinámica y en específico en algunas zonas que se caracterizan por un alto grado de sismicidad. Propiamente lo que se conoce como el cinturón circunpacífico, y que viendo desde el este del Pacífico empieza desde la Patagonia, pasa por Chile, Perú, Centro América, México y sube hasta Alaska”, compartió.

Para el investigador de la máxima casa de estudios en el país, los terremotos en distintos lugares del globo terráqueo no deben ser un factor de sorpresa. Por el contrario, debemos de entenderlo como reflejos que tiene la tierra ante sus placas.

La actividad no es algo que nos deba de sorprender. Normalmente tenemos alrededor de 50 sismos de magnitud superior a 5.5 en cualquier parte del planeta. La diferencia está en que alguno de estos eventos pues ocurren en algunas zonas muy alejadas donde no nos llama mucho la atención y no sabemos qué tan frecuentes son, y otros ocurren en zonas mayormente pobladas o países que son por características propias tradicionalmente sísmicos como México, parte de los Estados Unidos, Perú, Chile y Japón”, explicó.

Ante la impresión de que en las últimas semanas se estén presentando con mayor recurrencia sismos de lata intensidad con sus correspondientes réplicas, Gómez González detalló que no es por etapas, sino que obedecen a una cierta regularidad.

En realidad hay una estadística muy clara que los sismos arriba de 8 (grados en la escala de Richter) y los que hay del orden de 5 a 10 ocurren de 50 a 80 a lo largo del año. Y ya los que rebasan la magnitud de nueve, pueden ser en ocasiones una o dos en un siglo”, aseveró.

Por lo general, según confirma el doctor Juan Martín Gómez, la gente comienza a hacer asociaciones cuando este tipo de fenómenos ocurren con mayor frecuencia en espacio pero a decir del grupo de investigadores de la UNAM Juriquilla, son parte de un proceso natural.

Las placas cumplen un proceso natural y hay que recordar que por ejemplo México tiene una zona muy amplia y puede temblar desde Chiapas hasta la frontera con el estado de Colima”, explicó.

En el mundo

Para los estudiosos de este tipo de fenómenos, lo que ocurrió en la isla de Sumatra, en Asia del sur, tiene un argumento validado por ser caracterizado en una zona tradicionalmente sísmica.

La Placa de Cocos

A decir de los investigadores universitarios, los científicos del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México tienen explicaciones sustentadas que aseveran podría haber una descarga sísmica importante en un futuro todavía incierto, por energía contenida en este tipo de placas que soportan la costa mexicana.

“Se ha establecido que hay un pedazo (de placa) que se conoce como la brecha sísmica en el sur de México, enfrente de las costas de Guerrero, que no ha tenido la ruptura que debió haber tenido ya. Desde hace 20 años, se viene estudiando este tramo pero hoy en día no hay indicios de que se pueda romper, por lo que es de suponerse que conforme pasa el tiempo 

se va acumulando más energía y eso va provocando que esperemos un sismo más grande”, sentenció.

Para los investigadores, estos periodos llamados de recurrencia se cumplen cada 15, 30 y 75 años y, por ejemplo, con el temblor de 1985, a decir de Gómez García, no se pudo cumplir con la condición de liberación de la energía.

“Se va rompiendo por segmentos. La parte que rompió en el terremoto de 1985 fue más cercana a Michoacán, por lo que esta parte está muy bien definida y no ha tenido ningún tipo de ruptura. Sin embargo, eso no significa que no tenga actividad”, aseguró.


Otras notas



De nuestra red editorial