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La Pareja, cara a cara con el miedo

Por Pamela Andrade Aguilar - 22/06/2022

Las ideas expresadas en las columnas, así como en otros artículos de opinión, no necesariamente corresponden a la línea editorial de Códice Informativo, y solo son responsabilidad del autor.

El amor es un viaje, cada cual hace su camino, pero es grato acompañarnos. – Fina Sanz. ¿Qué tiene de especial o significativa la relación […]

 La Pareja, cara a cara con el miedo

El amor es un viaje, cada cual hace su camino,
pero es grato acompañarnos.
– Fina Sanz.

¿Qué tiene de especial o significativa la relación de pareja que
despierta en nosotros las heridas de la infancia, como el miedo a ser
abandonado, rechazado, ignorado, invadido o traicionado?
Te invito a descubrir conmigo en esta sección que lleva por nombre
La Pareja, aquí les compartiré temas relacionados con la pareja, la
ausencia de esta, las etapas, crisis, miedos, expectativas, fantasías y
demás temas que giran alrededor de las relaciones de pareja.

En mi artículo anterior tratamos el tema de las heridas de la infancia
(si no pudieron leerlo los invito a hacerlo) y si se preguntan por qué
hablamos de las heridas de la infancia en una sección dedicada a la
pareja, les comparto:
La relación de pareja es esa trascendente relación que despierta en
nosotros todas las memorias de nuestra historia y nos pone cara a
cara con el miedo, cara a cara con nuestras heridas, con las
expectativas, creencias y compensaciones que hemos hecho a lo
largo de nuestra vida para no sentir el miedo.

Todas las relaciones tocan algo de nuestros miedos, pero en la
medida en que la relación es más significativa vamos entrando más
profundo a las capas de la vulnerabilidad. La relación de pareja es en
sí misma, el encuentro con un otro que deseamos que nos elija, ame,
acepte, respete y quiera compartir su camino de vida con el nuestro.
Y aquí es donde comienza todo: nos miramos frente a frente con un
otro, frente a frente con su historia, sus miedos, sus propias heridas, y
desde ahí, puede ser que en muchos momentos no nos elija, no nos
acepte y que no desee caminar algunos pasajes de su historia a
nuestro lado.

Cuando esto sucede, la pareja despierta en nosotros el dolor de la
herida; el dolor de no haber sido aceptados antes; el dolor de no
poder confiar como deseábamos; el dolor de no ser respetados en
nuestra individualidad; el dolor de la falta de reconocimiento y lealtad
que anhelábamos por parte de nuestro padres o cuidadores primarios.

En cada encuentro deseamos que este otro sí sea aquel amor que
me permita sentir el amor incondicional y la aceptación total.
Es durante el enamoramiento, por todas las hormonas que
generamos, cuando logramos acercarnos a ver lo que es el amor
maduro, que es la capacidad de aceptar y respetar al otro tal como
es, solo que en el enamoramiento lo logramos gracias a la
idealización mientras que en el amor maduro lo logramos gracias al
desarrollo personal.

La etapa del enamoramiento dura, según algunos autores, entre 6
meses y máximo 3 años, dependiendo las circunstancias como se
desarrolle la relación. Esa simulación del amor real tiene como
objetivo lograr emparejarnos, y será hasta etapas posteriores cuando
se construya el amor de pareja, sin idealización.

Terminando el enamoramiento comienza una nueva etapa, en la que
nos encontramos con un otro. Pero ¿con cuál otro?
En la mayoría de las relaciones el encuentro es con las mascaras que
hemos construido para cubrir nuestros miedos, para compensar el
pánico que siente nuestro niño interior.

Desde la niñez hemos desarrollado y perfeccionado todo tipo de
estrategias para manipular, controlar, exigir o lo que sea que nos
resulte mas eficaz para conseguirlo. Todos tenemos diferentes formas
de reacción y exigencia de nuestros derechos y muchas veces nos
relacionamos demandando al otro que sea él/ella quien se encargue
de lo que nosotros no hemos podido encargarnos, que sane lo que
nosotros no hemos podido sanar.

Depende de nosotros descubrir íntimamente cuales son las
estrategias que hemos desarrollado para demandar del otro. Y -si
miramos la relación como el aliado perfecto para conocer mas de
nosotros, no sólo de lo que nos gusta de nosotros sino de aquello que
hemos mandado a lo mas recóndito de nuestro cajón, lo que nos
duele mirar, nos duele aceptar y nos asusta reconocer-, entonces
estaremos en el camino del encuentro y crecimiento espiritual junto-
con el otro y gracias al otro.

Al final, aquello que siempre hemos anhelado de la relación de pareja
lo vamos a encontrar cuando a través de la relación y gracias a la
existencia del otro -cuidado con no caer en la trampa de que sea
esperando del otro- que Yo logre aceptarme, confiar, respetarme,
reconocerme y ser leal a mi.

Yo diría que de esto trata la relación de pareja: del encuentro de dos
seres que al mirarse saben reconocer que no sólo miran a un otro, si
no que se miran a si mismas también y se colocan cara a cara con
sus miedos, tomadas de la mano una al lado de la otra para
emprender el gran viaje juntas.

Pamela Andrade Aguilar

Psicoterapeuta Gestalt con Maestría en Psicoterapia Gestalt, Especialista en Orientación y Desarrollo Humano y Especialista en Terapia de Pareja por el Instituto Humanista de Psicoterapia Gestalt CDMX.


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