Enemistad manifiesta

En el #CodicePolitico anterior hablábamos de una “Enemistad Manifiesta” entre el Licenciado Eugenio Castellanos Malo y el Diputado Marco Antonio León.

Quienes no sabíamos los antecedentes, suponíamos que las diferencias se daban por las ácidas declaraciones del legislador a algunos medios de comunicación, donde le mandaba el mensaje al licenciado de que dejara de estar mendigando un puesto público.

Sin embargo, los que saben afirman que esa enemistad surgió desde hace diez años, justo cuando el propio Castellanos Malo ascendió al cargo de Magistrado del Tribunal Contencioso Administrativo.

En aquel entonces llegar al cargo implicaba tener el visto bueno de trece de los veinticinco diputados que integraban la LIV Legislatura Local. Acción Nacional contaba únicamente con 12 legisladores y tenía sumo interés en que Castellanos Malo ocupara el cargo en comento.

Dicho interés obedecía a que Castellanos Malo habría tomado partido en favor del ex Gobernador Garrido Patrón cuando este intentaba ser candidato por Acción Nacional y tuvo un desaguisado con Gustavo Buenrostro.

En pago a ese gesto, Garrido habría operado para que Castellanos Malo se hiciera con el cargo de Magistrado del tribunal. Pero…

… Para poder acceder a dicho cargo, la fracción blanquiazul ocupaba un voto más de los doce con los que contaba, razón por la cual el propio Castellanos empezó a cabildear de manera directa.

Y lo hizo con el diputado más a modo que tenía: José Luis Aguilera Rico, a quien durante esa tristemente célebre LIV se le conoció como el diputado con el voto bisagra.

Aguilera se alineó con los azules y finalmente Castellanos pudo ser ungido como el primer magistrado del Tribunal Contencioso Administrativo en Querétaro.

De inmediato su agudo y colmilludo correligionario naranja Marcó Antonio León, intentó sacar raja del asunto, empujado el nombre de su cuñado Carlos Silva para que se hiciera con el puesto de Oficial Mayor del tribunal.

El nuevo Magistrado, confundido con las peticiones de León Hernández, consultó con Aguilera Rico si obedecía a sus intereses el nombramiento de Carlos Silva. Lo cual tajantemente Aguilera negó: “mire Licenciado, cuando yo le pida un favor a Usted lo haré de manera directa y no por medio de interlocutores”, habría contestado el aún niño naranja.

Quienes conocen del caso, dicen que a partir de esto, Marco Antonio León puso en su lista de enemigos a Eugenio Castellanos, por no haber atendido su petición de “colocar en la vacante” a su cuñado.

Ni duda cabe que un solo enemigo puede hacer más daño que el bien que pueden hacerse diez amigos juntos. Bien lo dijo el propio León Hernández: “como amigo puedo tener errores pero como enemigo suelo ser perfecto”.