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“En el país de las maravillas”

Por - 04/09/2015

“Mientras su aspecto de ídolo de matiné permanece intacto, la promesa de la prosperidad y el sentido de esperanza que Peña Nieto personificaba, han desaparecido”. Financial […]

 “En el país de las maravillas”

“Mientras su aspecto de ídolo de matiné permanece intacto, la promesa de la prosperidad y el sentido de esperanza que Peña Nieto personificaba, han desaparecido”.

Financial Times, agosto 2015

En 2012, el PRI con Enrique Peña Nieto como candidato, recupera la Presidencia de México, añorada durante los dos sexenios panistas. Por fin, regresan los que sí saben gobernar. los que van a “Mover a México”. Ya presidente, Peña Nieto continúa con su estilo de gobernar, muy mexiquense: una imagen pulcra, cuidadoso de las formas, telegénico, tono retórico, manejo corporal muy propio. Todo un maniquí.

2015, tres años de gobierno pueden analizarse en tres momentos:

  1. El negociador de las grandes reformas estructurales (energética, fiscal, educativa, telecomunicaciones, entre otras), consiguió sentar a la oposición en un fructífero diálogo para cabildear, negociar y, en una suerte de prestidigitador, movió las cartas de acuerdo a su proyecto reformador. Unas con el PAN (menos la fiscal), otras con el PRD (menos la energética), otras en consenso.

Con la alforja llena y satisfecho con lo “nunca logrado antes”, inicia el segundo año de gobierno en una especie de gira “artística” por el País y por el extranjero, en la que asegura los aplausos y las portadas de revistas internacionales que exaltan el Mexican moment.

Éxito rotundo, y seguro de la claridad de rumbo con la que guía a México, entra de lleno a la espiral de la soberbia y olvida que faltaban licitaciones, concursos y la aprobación de las leyes secundarias para aterrizar al cien por ciento las reformas estructurales.

  1. Del México en movimiento al México paralizado. Increíble los errores que cometen y desaciertos a la hora de reaccionar y dar respuestas en temas críticos, como:

– inseguridad: Tlatlaya, Ayotzinapa, fuga del Chapo, Apatzingan, Tanhuato,…

– corrupción y falta de transparencia: licitación del tren DF-Querétaro; Higa, OHL,…

– conflicto de intereses: la Casa blanca, Malinalco,…

– crisis económica: lo fiscal golpea a la productividad.

– crisis social: aumento de la pobreza, distancia del sentir popular.

Apuestan al silencio y al olvido. Excesiva exposición en medios, todos los días a todas horas…, más que fortalecerlo lo vulnera ante la opinión de una sociedad crispada. Caminos divergentes, gobierno y sociedad.

  1. Del México paralizado al México lastimado por la inseguridad, la corrupción, la impunidad. Crisis de credibilidad reflejada en el 34% de aceptación ciudadana. Mal momento con resultados insuficientes.

En su tercer Informe, arranca con un esperanzador mea culpa para terminar con una excusa: “hay enojo en todos los países, a través de las redes sociales…” Pasa por un aletargador diagnóstico de cifras alegres, a pesar que ha cumplido un escaso 10% de sus más de 266 compromisos firmados ante notario en el 2012. Y, nuevamente, propone su decálogo con “medidas para transformar a México”.

Con un discurso de casi dos horas, plagado de cifras, logros y anuncios, que contiene más de doce mil palabras, en las que solo dedicó 206, en dos minutos, a la crisis de credibilidad (desconfianza en lo interno / incertidumbre en lo externo). Cumplió con el ritual.

Engolosinado en sí mismo, presenta un informe que más parece de toma de posesión que de mitad de sexenio.

“…dijo que su responsabilidad al frente del Gobierno Federal es avanzar sin dividir, reformar sin excluir, transformar sin destruir. Agregó que está cumpliendo con el proyecto de Cambio con Rumbo, al que se comprometió al inicio de su mandato. Hoy es esencial que México no claudique en su proceso transformador; dijo que México se perfila como una de las 10 economías más importantes de todo el mundo, por lo que continuará la segunda mitad de su mandato con “muchas ganas y más fuerza”.

Convencido y tratando de convencernos, recibe el aplauso palaciego de más de un millar de mexicanos asistentes a la parafernalia y versallesca tradición del besamanos. La película La ley de Herodes, escenificada en Palacio Nacional, se queda corta.

En esta coyuntura, los mexicanos esperábamos un discurso diferente, con autocrítica, más aterrizado en la realidad. Una realidad que Moody´s acaba de calificar como la más difícil en muchos años, en medio de un entorno económico complejo, en donde permea la corrupción, la falta de fortaleza institucional, el desempleo, la pobreza, la falta de inversión y el despilfarro en el gasto público.

Ahora, el momento de México quedó atrás y, en palabras del Presidente, hay que apretarse el cinturón. Sí señor Presidente, 2016 será un año difícil para todos los mexicanos porque habrá menores ingresos y muchos recortes al gasto. Espero que disminuya su gasto en publicidad que en 2015, fue de diez mil millones de pesos.

Pendientes hay muchos, las cifras no mienten: la pobreza aumentó en dos millones de personas, precariedad en el empleo, depreciación del peso, mayor endeudamiento, baja de la productividad, crecimiento del PIB abajo de lo pronosticado, inseguridad, corrupción, impunidad, desigualdad, y un largo etcétera. Como dicen un annus horribilis.

También hay retos, en el que destaca el fortalecimiento de nuestra incipiente democracia a través de mecanismos sólidos para evaluar y exigir rendición de cuentas.

“Parece muy bonito, dice Alicia, ¡pero es tan difícil de entender!” Lewis Carroll.

Pregunto, ¿los mexicanos vivimos en el país de las maravillas del que habla Peña Nieto?


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