¿Por qué comemos uvas durante la celebración de Año Nuevo?

Cada 31 de diciembre, a media noche, quienes celebramos el Año Nuevo, lo hacemos comiendo 12 uvas a la velocidad de 12 campanadas; pero, ¿por qué se realiza esta tradición todos los años?

Esta noche es una celebración al cambio de calendario o al cierre de un ciclo, por lo que muchas personas optan por ponerse metas y plantearse deseos que anhelan cumplir en el transcurso del año que está por comenzar.

Esta costumbre llegó a América Latina, como muchas, desde España; sin embargo, en el periódico “El Siglo Futuro”, que circuló entre 1875 y 1936 en aquel país, se publicó un artículo que explicaba que las “uvas bienhechoras” se habían adoptado de Francia.

Por lo anterior, cuenta la historia que durante la alcaldía de José Abascal en Madrid, en 1882, las familias de nivel socioeconómico alto, podían comer uvas y tomar champagne en la cena de Nochevieja, por lo que un grupo de madrileños decidieron ir a la Puerta del Sol a tomar las uvas al ritmo de las campanadas, con la intención de ironizar la costumbre burguesa.

Otra teoría se sitúa alrededor de la primera década del siglo XIX, cuando en España se tuvo una cosecha excedente de uvas blancas, por lo que se vendieron por docena, a bajo costo, con la leyenda de que eran de buena suerte, por lo que las comían a la primera campanada de la media noche.

En la actualidad, en México, esta fruta se come al compás de las campanadas y se piden deseos con cada una, y a diferencia de lo que sucedía en España, este producto aumenta su costo durante la temporada decembrina por la alta demanda.