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No todos somos Charlie

Por - 23/01/2015

El reciente atentado terrorista en París, nos demuestra la fragilidad de las sociedades modernas, aún en las naciones del primer mundo, lo que da para […]

 No todos somos Charlie

El reciente atentado terrorista en París, nos demuestra la fragilidad de las sociedades modernas, aún en las naciones del primer mundo, lo que da para varias consideraciones.

La primera, la libertad de expresión, como derecho es absoluto, pero en cuanto a su ejercicio o materialización tiene varios límites, que van desde la seguridad nacional, el orden público, la salud, la moral y los derechos de terceras personas, como así señalan varias constituciones como tratados internacionales.

La segunda, es que el tema de la censura causa un conflicto y se cuestiona si es o no admisible, a tal grado de que algunos documentos y opiniones señalan que ésta no es posible, pero sí es exigible una responsabilidad por el daño generado, ya que no existe un derecho para insultar, atacar, degradar u ofender, mucho menos en los temas referentes a la conciencia, la religión, entre otros.

Se habla de la autocensura, pero la pregunta es saber si existe una ética total en la comunicación o en el periodismo, lo que equivale a una autorregulación, lo cual resulta bastante difícil.

No es viable tampoco la acción terrorista con el rotativo Charlie Hebdo, no es justificable la violencia física para reprimir quizá una violencia moral o espiritual, como así ocurrió.

Es momento de poner en equilibrio muchos de nuestros derechos,y aprender a respetar las ideas y creencias en una comunidad internacional cada vez más pluricultural.

No todos somos Charlie, en el sentido de poseer un derecho absoluto para degradar a otros.


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