Si te pasa algo… es tu culpa

En días pasados, Ana Miriam Ferráez Centeno, diputada morenista de Veracruz, saltó a la fama nacional con una declaración por lo demás pintoresca. Se le ocurrió a la eminente legisladora que para acabar con el feminicidio en su entidad la mejor solución era un toque de queda… para las mujeres.

Como es natural, a la morenista le llovieron todo tipo de insultos, burlas y descalificaciones. El linchamiento mediático es ciertamente algo intolerable y nadie tendría por qué caer en él. No obstante, existen elementos preocupantes en el discurso de Ferráez Centeno:

En primer lugar, la idea de que se necesita atentar contra el libre tránsito para evitar actos criminales. En segundo, y quizá más importante, el hecho de que el libre tránsito que se desea limitar es justamente el de las víctimas de esos actos criminales, es decir, las mujeres. En otras palabras, lo que la opinión pública entendió de lo dicho por la diputada es que el feminicio solo se puede combatir castigando a sus víctimas.

Este pensamiento no es raro en México. Cuando a alguien le pasa algo, casi siempre se asume que fue su culpa. Pero culpar a la víctima no es nunca una buena estrategia. Esta tendencia a revictimizar se pudo observar también tras la explosión de Tlahuelilpan, donde casi cien personas fallecieron calcinadas.

Es verdad que en lo de Tlahuelilpan hubo bastante imprudencia, pero tenemos que ser cuidadosos al juzgar sin considerar las condiciones educativas y sociales de quienes fallecieron ahí. Desde una posición cómoda siempre resultará fácil culpar a otros por lo que les pasa.

Lo que se le olvida a la diputada Ana Miriam es que los feminicidios también ocurren de día y, en su mayoría, son cometidos por familiares o gente cercana a las víctimas.