×

Busquedas Populares


×

Opinión



Secciones




Agosto 04, 2017

Por Raúl Mendoza Bustamante - 04/08/2017

A escasos 100 metros de la casa de Pablo González Loyola, el Gobernador Francisco Domínguez Servién, inauguró las instalaciones del Centro Regional de Mecanismos Alternativos […]

 Agosto 04, 2017

Foto: Archivo

A escasos 100 metros de la casa de Pablo González Loyola, el Gobernador Francisco Domínguez Servién, inauguró las instalaciones del Centro Regional de Mecanismos Alternativos de Solución de Controversias y Conflictos perteneciente al Modelo Querétaro de Justicia Oral, mejor conocido como COSMOS.

Lo más significativo de este evento fue el llamado al diálogo que, paradójicamente, fue ignorado por Pablo y un puñado de seguidores con los que se acompañaba. Sin importar que tienen literalmente a las puertas de su hogar el acceso a este mecanismo de justicia entre pares.

Un buen abogado podría recomendar acercarse al MASC, escuchar el llamado de la justicia a su puerta, buscar un medio alternativo de solución de conflictos y no dejar que el fanatismo, la ignorancia y la ambición terminen de diluir su organización, que por ahora se agarra desesperadamente a la posibilidad de retornar temporalmente a la Alameda Hidalgo, que de lograrlo no significaría más que una pírrica victoria.

La Unidad Cívica Felipe Carrillo Puerto se muestra al filo de su extinción, atrás quedaron las grandes concentraciones, hoy en el epicentro de su organización no pudo juntar a más de 40 personas.

Desde hace meses busca litigar en medios su amenaza permanente por apropiarse de la Alameda, abusando de un Municipio alicaído que ni las manos –jurídicamente- supo meter ante los diversos embates de Pablo y sus abogados, que ahora tendrán que lidiar con la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), un mal presagio para Pablo González Loyola y sus representados, quienes deberán enfrentar este litigio ante el máximo tribunal del país, el cual podría dar cuenta de un falseo de información para la procedencia de un juicio de amparo.


Otras notas



De nuestra red editorial