Más de mil personas participaron en la Procesión del Silencio en el templo de La Cruz
La tradición inició en 1968, con el padre franciscano Ernesto Espitia
Con fe y esperanza se realizó este viernes la edición número 47 de la Procesión del Silencio en el convento de La Cruz, hasta donde llegaron más de mil personas provenientes de este templo y otros como Soriano, Santa Ana y San Agustín, en una ceremonia que estuvo llena de color y devoción.
Desde muy temprano los participantes y cientos de fieles se congregaron alrededor del templo, en calles como Felipe Luna, 5 de mayo, Pasteur, Reforma, Ángela Peralta y Corregidora para admirar a las asociaciones, hermandades y cofradías que participaron en el evento, el cual inició en punto de las 18:00 horas.
Fray Hugo Córdoba Padilla, vicario del convento de la Santa Cruz, explicó a Códice Informativo que esta tradición inició en 1968, con el padre franciscano Ernesto Espitia, aunque en ese entonces se realizaba sólo en la plancha del convento, con la participación de 40 personas, nada que ver con las más de mil que participaron este día, 538 del Templo de la Cruz, que se hicieron más de mil con los adheridos.
“Ahora participan poco más de mil personas, porque no sólo son grupos de aquí del templo, sino que vienen de otros lados, de otras parroquias, vienen de Soriano, entonces se incrementa; poco más de mil personas ya que del templo de la Santa Cruz son siete hermandades, que son las tradicionales, aparte la hermandad de Las Dolorosas los niños del catecismo y grupos de la parroquia de Santa Ana, de San Agustín del Retablo”, explicó el padre Hugo.
Así, primero fue el turno de los niños del catecismo, luego las hermandades del señor de la columna, del señor nazareno, del señor de la cañita, del señor de esquipulas, de la madre de los dolores, de San Juan, del señor del Santo Entierro, de la Santa Cruz de los milagros y de la Asociación del señor de la Piedad; más otros templos como Santa Ana, Soriano y el Retablo.
Con capuchas de diferentes colores, de negro, gris, rojo y púrpura, cada hermandad acompañaba a Cristo en su dolor.
“Las imágenes tienen relación con la Pasión de Cristo. El hecho de que salgan encapuchados significa pasar por anonimato, para que no sea un lucimiento de las personas. Las cadenas son más por el sacrificio de la persona, que quiere ofrecer por alguna manda o por algo”, detalló Fray Hugo Córdoba Padilla.
El significado de esta ceremonia es emular la pasión de Jesucristo hasta su muerte, ya que a decir del vicario, en ella sólo se habló lo necesario.
“Cristo en su pasión habló muy poco, se la pasó en silencio por así decirlo, habló lo necesario, lo que tenía que decir, y por tanto representa esa entrega silencioso, y ante todo de obediencia con la cual Cristo cumplió la voluntad del padre, que fue morir en la cruz para salvarnos”, añadió.
El recorrido regresó al templo de La Cruz, cerca de las 20:30 horas los primeros participantes llegaron al atrio. En las calles, los asistentes, de todas las edades, admiraban con fe el sacrificio de unos cuantos en memoria de Cristo.