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Que nadie se quede atrás

Por - 24/11/2017

La violencia de género es una violación de los derechos humanos de amplias proporciones que tiene lugar en espacios públicos y privados.

 Que nadie se quede atrás

La violencia es la más fuerte violación de los derechos humanos y de desarrollo porque inhabilita las capacidades, impide el ejercicio de los derechos y menoscaba la libertad de las personas que la sufren. Cuando ésta se ejerce contra la mujer, las repercusiones sociales son más graves por la asociación que existe con la desigual distribución del poder y las relaciones asimétricas entre mujeres y hombres. La violencia de género es una violación de los derechos humanos de amplias proporciones que tiene lugar en espacios públicos y privados.

Desde 1993 Naciones Unidas estableció un marco de acciones para combatir la violencia de género y define el 25 de noviembre como Día Internacional de la eliminación de la violencia contra las mujeres. Este año, la campaña se intitula: Que nadie se quede atrás: pongamos fin a la violencia contra mujeres y niñas”

Se debe reconocer que la demanda de millones de mujeres y organizaciones sociales, ha tenido resultado positivo al posicionar a la violencia como una pandemia que no se puede tolerar. En 2017, millones de personas se están movilizando mediante el hashtag #YoTambién para denunciar la magnitud del acoso sexual y de otras formas de violencia que las mujeres sufren todos los días en todas partes del mundo. Romper el silencio es el primer paso para transformar la cultura de la violencia de género.

Para combatirla hay que tener claridad del tamaño de este fenómeno con datos estadísticos serios, ya que lo que no se mide, no se puede mejorar. El 35% de las mujeres de todo el mundo -de 15 años y más- ha sufrido violencia sicológica, física y/o sexual. Ocurre en todos los países y dentro de todas las sociedades; en los hogares, escuelas, calles, trabajo, y más. Un porcentaje importante tanto de agresores como de víctimas proceden de familias que han estado expuestas a la violencia en donde existe la convicción de que la violencia contra la mujer es legítima y natural.

Según cifras de ONU Mujeres, en el mundo, una de cada tres mujeres y niñas experimenta episodios de violencia a lo largo de su vida; poco se cuantifica la violencia psicológica pero las pruebas existentes reflejan índices de prevalencia altos (43%); en prácticamente la mitad de los casos de mujeres víctimas de homicidios en todo el mundo, el autor de la agresión fue un familiar o compañero sentimental; más de 750 millones de mujeres se casaron siendo niñas (con menos de 18 años de edad); al menos 200 millones de mujeres y niñas han sufrido la mutilación genital femenina en los 30 países donde existen datos de prevalencia representativos; las mujeres adultas representan el 51% de las víctimas de trata de seres humanos detectada a nivel mundial, cifra que se eleva a 71% al sumar a tres de cada cuatro niñas que son víctimas de la trata; se estima que 246 millones de niñas y niños sufren violencia relacionada con el entorno escolar cada año.

En México, el 66.1% de mujeres de más de 15 años han sufrido un incidente de violencia física 34%, emocional 49%, sexual 41% y económica 29% (ENDIREH). La violencia política se da en la escasa presencia femenina en la toma de decisiones: solo 9.40% son presidentas municipales; 39% de las mujeres es juezas o magistradas; y 42.6% son diputadas locales; casi el 33% encabeza una regiduría y 21% ocupa el cargo de síndico municipal (Atlas de Género). Y no se diga en el ámbito económico en el que un escaso 6% en los Consejos de Administración son mujeres

Combatir y eliminar la violencia de género es una tarea que nos corresponde a todos, en México y en el mundo entero. Implica cambios culturales y estructurales en los ámbitos de desarrollo de la sociedad. Es urgente dejar atrás el modelo patriarcal sobre el que se construyeron las relaciones entre mujeres y hombres. Si tú te atreves #YoTambién.


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