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Oye, mocho, no es tu derecho salir a las calles a odiar

Por - 31/08/2016

La agenda mocha es discriminatoria, homofóbica, estereotipante y profundamente violatoria de los Derechos Humanos

 Oye, mocho, no es tu derecho salir a las calles a odiar

Una de las máximas de la naturaleza mocha es el respeto a lo políticamente correcto. Tal vez eso explique por qué la agenda mocha asumió últimamente una posición “tolerante” hacia El Otro (homosexuales, bisexuales, transexuales, pansexuales, etc). Pero con la campaña #NoteMetasconMisHijos, esas buenas conciencias descubrieron sus cuerpos de lobo y han lanzado una afrenta en contra de la igualdad.

Ahora que el tema está inserto en una lógica de Estado y la “mochidad” se dio cuenta que la avanzada va en serio y podría quedar inscrita en ley, lo políticamente correcto está rebasado y y es hora de tomar las armas ideológicas.

Para empezar, el nombre de la campaña. El Frente Nacional por la Familia le puso #NoTeMetasConMisHijos a su lucha, dejando de lado su aparente tolerancia, esa que se refleja en frases como “yo no tengo problemas con los gays, solo que no se besen público”, por otra posición mucho más honesta: para ellos El Otro es una ofensa; el solo hecho de ser lo que es atenta contra sus hijos, a quienes por cierto despojan de conciencia y los objetivizan como una extensión de sí mismos.

Aquí ya empezamos mal, pues su agenda se rebela: aunque era políticamente incorrecto aceptarlo, a ellos El Otro les sigue pareciendo alguien malo, que es necesario erradicar. ¿Dónde está entonces el espíritu de tolerancia e igualdad?

Después, si se revisa su página de internet www.notemetasconmishijos.mx, hay otras joyas que vale la pena retomar. Acusan a la iniciativa de ley de Enrique Peña Nieto, la que pretende establecer el matrimonio igualitario, de “adoctrinar a los niños con el objeto de que cambien su mentalidad con relación a la familia natural y vean como algo normal las uniones entre personas del mismo sexo, las relaciones sexuales de adultos con niños, el transexualismo, y una muy amplia gama de desviaciones sexuales”.

A quien yo llamo “El Otro” como una forma de reconocer las diferencias de una forma inclusiva, ellos le llaman “desviados sexuales”, asumiendo de nueva cuenta que sus preferencias son no sólo ilegítimas, sino que de hecho se circunscriben en alguna especie de enfermedad.

En el apartado ¿Qué se les enseñará a tus hijos en las escuelas?, aseguran que “se promoverá el autoerotismo como algo deseable para el desarrollo integral de la sexualidad”, llevando su discurso no sólo contra El Otro, si no también contra uno mismo: una cruzada contra la chaqueta, pues.

”Aprenderán que la identidad sexual no es algo biológico, sino una expresión cultural”, temen, porque tienen clarísimo que el hecho de que los niños jueguen con camioncitos y las niñas jueguen a la casita y tomen el té es “palabra de Dios” y viene escrito en la Biblia.

La “mochidad” organizada incluso se atemoriza por el flagelo que supone que se autorice “el uso de distintos ‘géneros’ en los pasaportes”, pues es bien sabido que este es uno de los más grandes peligros a los que se acerca México, y particularmente nuestros hijos, si se “impone la ideología de género” (así le dicen).

Más allá de lo hilarante que puedan resultar sus conceptos, es necesario reconocer una cosa: la agenda mocha es discriminatoria, homofóbica, estereotipante y profundamente violatoria de los Derechos Humanos. 

¿Y esto que tiene de malo? Mucho. A pesar de que escupen al valor de la igualdad, se envuelven en el de la libertad de expresión para sostener su discurso de odio como algo legítimo, y que también tienen derecho a decir, de la misma manera en que los homosexuales salen a las calles a pedir igualdad.

La diferencia es grande; mientras la agenda mocha pretende fomentar el odio y la división, la “ideología de género” simplemente pretende acceder a la igualdad, como lo han hecho durante décadas las mujeres pisoteadas por la cultura machista, o las minorías raciales azotadas por la hegemonía blanca.

La marcha que llaman a realizar él próximo 10 de septiembre para defender a la familia y a sus hijos no es menor ni puede ser considerada en la simpleza de la democracia de las opiniones.

¿Y si salimos a marchar pidiendo que quiten a los indígenas del Centro Histórico porque afean la ciudad? ¿Por qué no gritamos a los cuatro vientos que estamos hartos de sentarnos en el autobús al lado de una persona con un color de piel muy oscuro? ¿Y si defendemos a la queretaneidad y exigimos que corran de la ciudad a los impuros que nacieron afuera? 

No te equivoques, mocho, no es tu derecho salir a las calles a odiar a los homosexuales diciendo que no merecen los mismos derechos que tú, basado en prejuicios sin fundamentos, y a lamentar que ellos lastiman a tus hijos, cuando eres tú quien les está enseñando que no todos somos iguales, y que esos hombres que aman a otros hombres o esas mujeres que aman a otras mujeres están enfermos, aunque en tu ignorancia no sepas decir de qué.


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