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No pidas un día internacional del hombre

Por - 08/03/2017

Los varones debemos ser conscientes del privilegio del que gozamos y dejar de ser un lastre en la lucha feminista

 No pidas un día internacional del hombre

Cada año, en el contexto de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, resulta muy común escuchar a varones discutiendo sobre la pertinencia de que exista, de igual forma, un día internacional del hombre, como “una muestra real de igualdad”. Para resolver esta duda, lo primero que hay que entender es que este día no es una celebración.

El 8 de marzo no es un festejo, es una conmemoración; es un momento para rememorar la lucha histórica que las mujeres han sostenido para acceder a los derechos que les debieran ser inalienables, pero que les han sido y les siguen siendo negados por una condición de género.

El Día Internacional de la Mujer es un momento de reflexión sobre el papel que nuestra sociedad le ha dado histórica y culturalmente a la mujer y cómo debemos seguir trabajando para cerrar la brecha de discriminación que aún en nuestros días sigue muy presente. En realidad, no es un día de mujeres o de hombres, es una fecha en la que como sociedad debemos discutir sobre la vulnerabilidad en la que hemos puesto a la mujer y sobre la necesidad de avanzar en la construcción de una agenda realmente incluyente.

No es pertinente, entonces, hablar de un día internacional del hombre porque por su condición de género el varón nunca ha estado sometido a un sistema social discriminatorio y violento. Los varones gozamos de una posición sociocultural hegemónica que debemos revisar y valorar desde una perspectiva de género. Esta “muestra real de igualdad” que piden los varones cuando discuten la pertinencia o no de un día en el que se conmemore a la mujer solo expone el machismo imperante de una sociedad incapaz de reconocer el sobajamiento histórico en el que se ha puesto la figura de la mujer.

Resulta indignante como aún hoy en día hombres y mujeres –porque como bien dice la activista Alejandra Martínez, un cuerpo de mujer no garantiza sensibilidad de género– siguen sin darle el valor adecuado a la lucha social y política que millones de mujeres en el mundo hacen en nombre del feminismo. Habría que ser un completo hipócrita, o un perfecto ignorante, para no reconocer que como sociedad no hemos hecho más que pisotear a la mujer y que apenas ahora empezamos a reflexionar sobre ello.

En los últimos días me ha llamado la atención la virulienta respuesta que ha recibido la iniciativa Versus que arrancó la periodista Marion Reimers en rechazo al hostigamiento que reciben las mujeres que se dedican al periodismo deportivo. En lugar de abrazar la propuesta de Reimers, en las redes sociales han sido miles quienes la han rechazado y constantemente la critican a ella y a sus compañeras de Fox Sports por el “atrevimiento”.

Los varones debemos ser conscientes del privilegio del que gozamos y dejar de ser un lastre en la lucha que las mujeres sostienen para reivindicar sus derechos. A veces podremos acompañarlas, en otras ocasiones será mejor observarlas desde la distancia, pero lo que no podemos permitirnos más es ser un obstáculo para una las luchas más pertinentes que hay en nuestra sociedad.

Como dijo Elizabeth Cady Staton, una de las primeras feministas de la historia, “La prolongada esclavitud de las mujeres es la página más negra de la historia de la humanidad”. Lo dijo hace más de 100 años, pero sigue siendo una lastimosa verdad en nuestros tiempos.


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