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No es lo mismo Pancho el candidato, que Pancho gobernador electo

Por Héctor Parra - 02/09/2015

Las ideas expresadas en las columnas, así como en otros artículos de opinión, no necesariamente corresponden a la línea editorial de Códice Informativo, y solo son responsabilidad del autor.

Apenas hace unos tres meses, hubo quienes pretendieron terminar con la carrera política de Francisco Domínguez Servién -literalmente- a “periodicazos”; ya lo acusaban de acosador, […]

 No es lo mismo Pancho el candidato, que Pancho gobernador electo

Apenas hace unos tres meses, hubo quienes pretendieron terminar con la carrera política de Francisco Domínguez Servién -literalmente- a “periodicazos”; ya lo acusaban de acosador, de violador y amigo de delincuentes. Nunca aportaron pruebas quienes lo acusaron.

Esos “periodistas” que lo inculparon de todo, son de corta memoria; ahora no critican al gobernador electo, ahora hablan bien de él ¿Tan pronto cambiaron sus preferencias? Tampoco aportaron pruebas que lo desligaran de tanta acusación; por lo tanto, estamos en presencia de un periodismo “criminal” que busca acabar con todos aquellos que considera sus enemigos, olvidándose de la objetividad y de la verdad que debe transmitir por medio de la información noticiosa que difunde por todos los medios.

Estos periodistas aun ejercen la delicada y trascendente actividad de la información ¿Quién cree en la información que publican? Lamentablemente aun hay incautos que por ignorancia creen estar informados a través de esos medios ¿Cómo obligar a que se conduzcan bajo los principios de certeza, objetividad y sobre todo, en honor a la verdad? Hasta ahora no hay manera, no hay ninguna norma que prevea esta situación, que no circunstancia.

Lo único que procede en estos casos, habiendo desaparecido los delitos de difamación y calumnias, es la vía civil, muy desgastante la petición de justicia para reclamar daños, si es que procede, en dinero. Marcos Aguilar, presidente electo, también fue víctima de los mismos delincuentes.

Esos periodistas siempre se escudan bajo la cobarde premisa de: “me informaron, así me dijeron, la fuente no la puedo revelar”. Así que, justifican cobardemente: “publico lo que me dicen”. Y así tranquilamente los señores se deslindan de responsabilidades.

Traigo el tema a colación por la iniciativa que presentó Braulio Guerra Urbiola, a la LVII Legislatura Local, apenas hace unos días, referente a la protección de periodistas cuando son amenazados en uso de la libertad de expresión; y vaya que también se encuentran los periodistas -los decentes- bajo nutrido fuego -verdaderas amenazas- cuando publican información que puede dañar la imagen o privilegios de políticos, funcionarios, grandes empresarios, incluso de la delincuencia organizada. Esta es otra realidad distinta que debe atenderse cuanto antes. Un ejemplo sería lo acontecido apenas hace algunos días al periodista Anselmo López Martínez, quien fuera golpeado y amenazado por autoridades municipales de El Marqués. Nada ha sucedido a los funcionarios golpeadores.

Dos extremos que deben ser atendidos por la legislación que corresponden al ámbito periodístico; y no necesariamente de competencia federal. El primer ejemplo, en aras de la libertad de expresión, están aquellos que difaman, vituperan, calumnian sin la menor responsabilidad. Después las ofensas se convierten -como por arte de magia- en lisonjas. El segundo ejemplo -el de las amenazas- pretende ser protegido por medio de la iniciativa que ya obra en poder de la Legislatura; sin embargo, es una iniciativa deficiente; habría que mejorarla para hacerla efectiva en la vida práctica y no quede en buenas intenciones o se convierta en refugio de aquellos delincuentes de pluma vituperina.

El claro ejemplo sufrido apenas hace unos meses en campaña por Pancho Dominguez, nos debe hacer reflexionar y no dejar las cosas como si nada hubiera sucedido. No. Debe corregirse el abuso mal intencionado y “gangsteril”  del ámbito periodístico, sin que deba mal interpretarse, entenderlo como coartar la libertad de expresión y de imprenta; estos son derechos fundamentales del ser humano.

Asimismo deberá legislarse en defensa de aquellos periodistas que profesionalmente difunden información verídica que lastima poderosos intereses y buscan de todas formas acallar ese periodismo valiente, veraz y objetivo que difunde la verdad. Dos temas que deberán ser bien atendidos por las próximas autoridades ¡Francisco Domínguez, gobernador electo, ya fue víctima de ello! ¡Marcos Aguilar, también! Aprovechemos que estamos en el mes de la patria, para eliminar los vicios y viciosos del periodismo.

Héctor Parra


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