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Madres de México: el corazón invisible de la nación

Por Paul Ospital - 08/05/2025

Las ideas expresadas en las columnas, así como en otros artículos de opinión, no necesariamente corresponden a la línea editorial de Códice Informativo, y solo son responsabilidad del autor.

Cada 10 de mayo, en México florecen los festejos: flores, pasteles, mariachis, cartas de colores vivos. Pero más allá del ritual emocional, conviene mirar con […]

 Madres de México: el corazón invisible de la nación

Cada 10 de mayo, en México florecen los festejos: flores, pasteles, mariachis, cartas de colores vivos. Pero más allá del ritual emocional, conviene mirar con atención el rostro real de la maternidad en nuestro país. No el que idealiza o simplifica, sino el que carga, todos los días, con las dobles y triples jornadas; con la crianza, el trabajo y, muchas veces, el silencio. El que está hecho de estadísticas, pero sobre todo de vidas que sostienen familias enteras.

Según cifras recientes del INEGI, siete de cada diez mujeres mayores de 15 años en México son madres. Eso equivale a más de 38 millones de mujeres que, de forma visible o invisible, sostienen la vida social y económica del país. Muchas de ellas son adolescentes, otras están aún en formación académica, y una de cada tres, además de ser madre, es jefa de hogar. Es decir, no solo cuidan: lideran. No solo educan: mantienen.

Los números revelan una verdad incómoda: aunque hemos avanzado en igualdad formal, la maternidad sigue siendo un territorio cargado de desigualdad. De las madres trabajadoras, más del 64% son empleadas subordinadas y remuneradas, pero casi la mitad gana hasta un salario mínimo. Las que tienen más hijos, ganan menos. Y aún con ingresos limitados, deben equilibrar la crianza, el trabajo, las tareas domésticas y, en muchos casos, la ausencia de redes de apoyo.

En un país donde 87.6% de las madres declara ser quien más tiempo dedica al cuidado de sus hijas e hijos, y donde más del 80% de los menores de edad reciben cuidados primarios de su madre, ¿dónde está el Estado? ¿Dónde están las políticas que permitan a las mujeres maternar con dignidad y no a costa de su salud, tiempo y futuro económico?

La maternidad en México también se enfrenta a una dura paradoja: muchas mujeres no trabajan porque no tienen con quién dejar a sus hijos. De los más de 2.6 millones de madres que desean o necesitan trabajar, más de la mitad no lo hace por falta de apoyos para el cuidado infantil. No es desinterés, es estructura. No es elección, es imposición. Porque mientras ellas cargan con la responsabilidad del hogar, la sociedad parece no asumir la suya.

Y sin embargo, a pesar de todo, las madres mexicanas hacen lo que parece imposible. El 98% demuestra afecto a sus hijos a diario, el 97% comparte al menos una comida con ellos, el 89% encuentra espacio para conversar, jugar, convivir. No es que les sobre tiempo: es que les sobra amor. Pero no deberíamos confundir entrega con resignación. El cariño no debería ser una justificación para normalizar la precariedad en la que muchas madres viven y crían.

El Día de la Madre debería ser, más que un acto simbólico, un momento de reflexión colectiva. Porque honrar a nuestras madres no es solo regalarles flores un día al año, sino exigir políticas que reconozcan y valoren su trabajo cotidiano. Guarderías accesibles, empleos dignos, jornadas flexibles, licencias parentales igualitarias, seguridad económica. Porque si la maternidad sostiene la nación, la nación debe también sostener a sus madres.

En cada madre hay una historia de resistencia. En cada jefa de hogar, una economista, una psicóloga, una cuidadora, una educadora, muchas veces invisibles, casi siempre impagadas. Nos toca como sociedad transformar la ternura en justicia. Y convertir el agradecimiento en acción.

Este 10 de mayo, más allá de las serenatas, preguntémonos: ¿qué país le estamos dando a las madres que lo dan todo? Y sobre todo, ¿qué país podríamos ser si realmente las pusiéramos en el centro?

Y aprovecho, con todo el corazón, para felicitar a mi madre, Maricarmen —por su fuerza, su ternura y su incansable amor—, hoy y siempre.

Paul Ospital

Diputado local por la LX Legislatura del Estado de Querétaro. Maestro en Gobierno y Políticas Públicas y licenciado en Ciencia Política y Administración Pública. Se ha desempeñado en diversos cargos dentro del Partido Revolucionario Institucional a nivel local y nacional. Ha participado en paneles de análisis y discusión en distintos medios de comunicación y actualmente participa en una veintena de medios como columnista y colaborador.


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