Macedonia, la cuna de Alejandro Magno

Macedonia; la República de Macedonia o FYROM (Former Yugoslav Republic of Macedonia) como se le conoce oficialmente, es uno de mis países favoritos. He tenido oportunidad de visitar más de 10 veces este país que junto con Grecia se disputa el origen o la cuna de Alejandro Magno.

Es por el nombre – Macedonia – que el país no ha podido acceder a organizaciones como la OTAN o la Unión Europea por contar siempre con el veto de Grecia, que tiene igualmente una provincia llamada Macedonia y la cual los griegos piensan que podría querer anexarse a la FYROM.

La capital de Macedonia, Skopje vio nacer a la futura Santa Madre Teresa de Calcuta el 26 de agosto de 1910, aunque es de origen albano. Skopje ha recibido cientos de millones de dólares en remodelación y creación de edificios y estatuas monumentales en los últimos 5 años, polémica inversión, sí, pero una inversión que ha sabido nutrir el sentido de pertenencia de los macedonios, que además del marketing de Macedonia como un sitio privilegiado de inversión fuera pero con los mismos estándares de la Unión Europea han sido las principales banderas al exterior del gobierno actual.

Los mármoles con que están construidos el Congreso, el Capitolio y la Casa Blanca en Washington DC, son de Macedonia. El alfabeto cirílico utilizado oficialmente por 12 países, entre ellos Rusia, fue creado por San Cirilo en el lago de Ohrid, un lago que es patrimonio natural y cultural de la UNESCO y compartido por Albania y Macedonia.

La Comisión Europea prevé que la economía del país continuaría expandiéndose en 2016, como lo ha hecho los últimos años, con tasa de crecimiento proyectada en 2.6 %. El enfoque proactivo del gobierno, encabezado por el Primer Ministro Nikola Gruevski, a quien tengo el honor de haber tratado varias veces, ha logrado la atracción de una gran cantidad de capital extranjero.

Desde que llegó al poder Gruevski en 2006, su administración ha implementado una serie de políticas que han logrado transformar Macedonia en un verdadero destino para los negocios globales, que ha hecho que los fondos soberanos de Dubai, Qatar e incontables empresas globales, busquen oportunidades de inversión en este país balcánico. Empresas textileras así como de la industria automotriz y de auto partes han invertido millones de euros y creado miles de empleos.

Viktor Mizo, a quien el Primer Ministro Gruevski buscó en EEUU por sus estudios en Harvard y su excelente reputación, es quien dirige las ‘Zonas Francas’ (DTIDZ en siglas en inglés) de Macedonia, y ha sido el principal impulsor de inversiones internacionales en los últimos años.

Pero no sólo es inversión; la música, cultura, comida y bebida de Macedonia son más que espectaculares y tienen características de producción ‘bio’ lo cual ha atraído importantes presencias de compañías multinacionales, como es Aveda, empresa que produce sus tés en macedonia.

Uno de los productos estrella de Macedonia es el vino tinto, ya que la entonces región provincial, dotaba de vino tinto a la extinta Yugoslavia con su peculiar variedad de uva negra o uva vranec (pronunciada vranech). Macedonia en el imaginario popular se ha vuelto famosa en los últimos meses de manera desafortunada por el flujo de inmigrantes de Siria, Irak y otros países en conflicto tanto en África como Medio Oriente.

Macedonia se encuentra en la encrucijada de los Balcanes por los cuáles se ha de pasar como ruta terrestre, para llegar a la muy ansiada Unión Europea. Nikola Poposki, otro amigo mío de Macedonia y actual Ministro de Relaciones Exteriores me comenta que ha sido extenuante para el Gobierno y la población, el poder cumplir con la misión humanitaria, política, diplomática y económica que este flujo de inmigrantes representa para ellos. En junio de este año – el 5 de junio en principio, se realizan elecciones, y si todo sale como aparenta, Nikola Gruevski será reelecto como Primer Ministro por tercera vez.

Algunos lo llaman un dictador en potencia, yo creo que es un gran visionario que más que dañar, ha mejorado muchas cosas en su país, aunque no niego que hay mucho por hacer aún. Lo que sé es que Macedonia es un destino poco conocido y una joya en bruto que vale la pena conocer. Si no, pregúntenle a Carlos Slim.