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Los inconformes

Por Andrés González - 06/04/2024

Las ideas expresadas en las columnas, así como en otros artículos de opinión, no necesariamente corresponden a la línea editorial de Códice Informativo, y solo son responsabilidad del autor.

Para el caso de Querétaro, en este proceso electoral del 2024, estarán en juego más de 400 cargos de elección popular

 Los inconformes

En todos los procesos democráticos -y desde que de estos se tiene memoria – la elección que hacen los partidos para que sus militantes o ciudadanos invitados los representen, han generado inconformidades.

Y esto, desde luego –y menos en estos tiempos – a nadie espantan.

Los cargos en disputa siempre serán reducidos, mientras que los militantes se cuentan por miles.

Para el caso de Querétaro, en este proceso electoral del 2024, estarán en juego más de 400 cargos de elección popular.

Los partidos – y algunos sostienen que por eso así se llaman, entes constituidos por partes para formar un todo – es parte de su esencia y que, cuando hay partes, hay distintos pareceres.

Así, la palabra más recurrente, más exigida, es la palabra unidad, muy distinta a la de unanimidad. Y esta suele ser soterrada, pero desde luego real. Existe, pues.

Y en los partidos, las definiciones para los cargos de elección popular generan invariablemente inconformidades. Y deben, por supuesto, manifestarse; por eso –al menos en teoría – se hacen llamar democráticos.

Eso es en teoría. Por eso es falso de toda falsedad, que los partidos tengan democracia interna. No existe pues. O mencióneme usted alguno. Es más, en ninguno existe ni se practica ni diáfana ni al cien por ciento. El tipo de democracia que tienen es la vergüenza de todos los partidos. Y no porque no deba existir, sino porque de facto no existe.

Así, las definiciones para hacer estas “elecciones”, suelen irse vía sus estatutos, para efecto que tengan legalidad interna. Y el mecanismo más común es a través de sus Consejos Políticos, ya sean nacionales, estatales o municipales.

Y estos, digámoslo con toda claridad, son cuerpos colegiados controlados o por sus dirigencias estatales – cúpulas de poder partidista – o por los llamados “jefes políticos”, calificativo que recae por lo regular en el presidente de la República en turno o en los gobernadores de los estados.

Cuando se pasa de un partido a otro, de un cargo a otro, se le conoce comúnmente como “chapulineo”. Algo de esto también aplica cuando se salta de un partido a otro.

Es más, en los partidos la palabra lealtad casi ha ya desaparecido para utilizar más la de conveniencia. Qué remedio.

Y esto lo vemos proceso electoral tras proceso electoral.

Y el de este 2024, no iba a ser la excepción, solo que hay de formas a formas.

Algunas decisiones producen rupturas, generan inconformidades o simplemente, se realizan en silencio. Y suelen ser personales o grupales.

Recientemente se conocieron el grupo de ex priistas que emigraron en paquete a Morena; Otros, otras, lo hacen en forma personal, pero se jalan a un buen número de seguidores.

Y por solo citar algunos – porque hay muchos y cada día son más – están los casos de Hugo Cabrera Ruiz, quién, como colibrí político, paso del PRI, se dejó ver momentáneamente en Morena y terminó, hasta ahora, en el partido Querétaro Seguro. Está el caso también de Paloma Arce Islas, que de Morena y por la tardanza y manoseo del cargo, se acoge también al partido Querétaro Seguro; el de la regidora morenista Domitila; la muy reciente inconformidad de Pancho Pérez Rojas y la decente forma de expresarse, por disciplinada, de Arturo Maximiliano García.

Y todos con razones diferenciadas. Y todas valederas.

Y todas, júrelo usted, están en su total derecho.

Así son todos los procesos electorales.

Ya ni nos espantemos.

Andrés González

Periodista de toda la vida, egresado de la escuela Carlos Septién García, catedrático en la Universidad de Guanajuato, analista político en radio y prensa escrita, además de Premio Estatal de Periodismo en el 2000.


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