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Legislación electoral base cero

Por - 03/10/2015

Como en todo, también en la política hay modas. Y parece imponerse una, que implica usar el concepto “base cero” que, hay que recordarlo, surge […]

 Legislación electoral base cero

Como en todo, también en la política hay modas. Y parece imponerse una, que implica usar el concepto “base cero” que, hay que recordarlo, surge de la idea de elaborar presupuestos públicos sin tomar en cuenta el de años pasados. Ahora se habla de “legislación electoral base cero”.

Retornar al origen. Limpiarnos de los añadidos.

Este concepto lo escuché recientemente en un interesante foro, convocado para la revisión del reciente proceso electoral 2014-2015. Dos expositores, señeras figuras de la ciencia y el análisis político, uno de ellos con experiencia en instituciones comiciales, planteaban la conveniencia de hacer a un lado el entramado jurídico de las elecciones en México, y hacer toda una nueva estructura.

Me parece que subyace a tal idea la concepción de que las normas e instituciones actuales no responden a las necesidades de la sociedad, y es necesario hacer algo totalmente nuevo.

Se pueden hacer dos observaciones a esta postura. De hecho, la primera surgió en el propio evento por el siempre claro y contundente José Woldenberg; de forma educada pero firme, manifestó su oposición, señalando que mucho se ha avanzado, al contar en nuestra nación con instituciones electorales autónomas, garantes de la alternancia en lo federal, local y municipal; así como procesos judiciales que permiten la resolución de litigios comiciales con base en disposiciones jurídicas, y de manera imparcial.

Creo que es cierta la afirmación de Woldenberg. La historia corrobora la validez de su opinión, baste regresar al año 1988, para recordar cómo eran los procesos electorales y las autoridades que los conducían y resolvían los conflictos; y comparar con lo que tenemos ahora. No es el paraíso, ciertamente, pero bastante se ha avanzado.

La segunda observación la extrapolo de la crítica que ha formulado José Ramón Cossío Díaz a diversas propuestas de reforma constitucional. Consiste en que quienes proponen esta legislación base cero, deben hacer explícitas (me resisto a usar el término “explicitar”) sus bases epistemológicas (postura acerca del conocimiento) e ideológicas, y en congruencia con las mismas, señalar: por qué en su opinión el sistema normativo e institucional electoral está mal; y por qué debe desecharse del todo.

Sujeto a este escrutinio, la propuesta me parece que cae con facilidad. Por ejemplo, ¿se propondrá quitar la autonomía de los órganos electorales? ¿Sustituir el sistema de medios de impugnación ante jueces por el acuerdo político en los congresos? Me parece que seguramente la respuesta de los proponentes de la base cero sería negativa; y si esto es así, ¿cómo es posible la base cero?

En fin, una frase que suena bien, pero que representa una idea cuestionable.


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