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La Carreta del Pacífico

Por Andrés González - 08/07/2019

Las ideas expresadas en las columnas, así como en otros artículos de opinión, no necesariamente corresponden a la línea editorial de Códice Informativo, y solo son responsabilidad del autor.

La tarde del pasado viernes, a los queretanos todos se nos encendieron las luces de las alertas. Tarde noche de sorpresas, de espanto y de […]

 La Carreta del Pacífico

La tarde del pasado viernes, a los queretanos todos se nos encendieron las luces de las alertas.

Tarde noche de sorpresas, de espanto y de temor.

Los fines de semana en Querétaro ya no parecen ser iguales.

Y cuando aún no se agotan las investigaciones, el pavoroso incendio de la marisquería La Carreta del Pacífico, es un siniestro que a todos nos preocupa, pero que debe de ocupar particularmente a las instancias públicas encargadas de esclarecer este tipo de eventualidades.

Ante los hechos, ninguna negativa es valedera porque las evidencias no se requieren probar pero si investigarse.

Y fue la propia empresa la que demandó – así, textual – la investigación del “vil y cobarde” atentado, cuando el local expendedor de mariscos fue víctima de un ataque por parte de desconocidos y que consumió casi la totalidad de las flamantes instalaciones.

Hasta donde se sabe, se cuenta con grabaciones de las cámaras de seguridad así como de varios testigos presenciales del lamentable hecho.

Una parte de este lamentable suceso es conocido, porque se sabe quiénes son los propietarios del negocio. La otra parte es desconocida, pero si se puede abrir una intensa investigación con los datos que aporten los afectados.

Y es que el siniestro no es cualquier cosa ni fue circunstancial. Eso es precisamente lo que espanta, lo que preocupa.

Las perdidas – que fueron casi totales – son consideradas de muchos miles de pesos pero particularmente fue la forma de detonar el incendio.

En esto, no se vale fabricar ni mentiras ni buscar pretextos y por este hecho – y por otros muy lamentables a los que los queretanos no nos acostumbramos – que la justificada desconfianza en las instancias responsables de la investigación, no llegue a una crisis ciudadana de fieras suspicacias.

Por eso la urgencia de esclarecer el hecho.

El macabro incendio, no puede ser – nuevamente – una danza interminable de falsedades y menos de equivocaciones.

Certeza y urgencia son los elementos que concurren en torno al muy lamentable siniestro.

Y no solo es incumbencia de una sola instancia, sino que debe mover a investigación a los más altos niveles de la federación sobre todo porque el presunto uso de bombas molotov pone en evidencia de que este grupo de malandrines no se andaba con rodeos; a las estatales para identificar el mal y admitirlo, sin pecar de inocentes y las municipales porque el hecho ocurrió a muy poca distancia de la frontera con un estado que sigue en alerta.

La verdad – y vale para este caso – es el conjunto de evidencias de las que una parte, ya son del conocimiento público y de una manera muy cercana, de los testigos que presenciaron el atentado.

Y lo sucedido ni son fantasías de mentes calenturientas, ni siniestros que medio nos espanten a los queretanos. Por la magnitud del siniestro, si estamos los queretanos temerosos de que vuelvan a repetirse.

Y este lamentable hecho puede apresurar la presencia de la Guardia Nacional en nuestro estado, prevista hasta el mes de septiembre.

¿Por qué no detener esa clase de atentados antes de que vuelva otro a aparecer? No puede Querétaro y las instancias pertinentes, trata de ocultar el mal cuando este ya está entre nosotros.

Y si, por fortuna, no hubo por esta ocasión desgracias personales que lamentar, fue por mera casualidad, porque los autores del atentado no se detuvieron a preguntar si el lugar estaba ya vacío, sino que llegaron a cumplir lo encomendado.

A eso iban pues, sin importarle el tamaño de la desgracia que provocaron.

Por eso, es pertinencia que se solicite la presencia anticipada de este cuerpo, para que los malandrines sepan, intuyan, que en Querétaro tampoco nos medimos con medias tintas.

La ciudadanía toda quiere y exige sea restablecida la paz que por varios lustros hemos disfrutado.

No más terror social con este tipo de siniestros.

Andrés González

Periodista de toda la vida, egresado de la escuela Carlos Septién García, catedrático en la Universidad de Guanajuato, analista político en radio y prensa escrita, además de Premio Estatal de Periodismo en el 2000.


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