Golpea a productores queretanos, el abigeo de ovinos

Una de las pérdidas mayores que en Querétaro experimentan los ovinocultores es el abigeo de su ganado y por el que solo en el año 2018 se tuvo una pérdida mayor a las mil cabezas, “significando quebrantos irreparables y un total desaliento para quienes nos dedicamos a esta noble actividad”.

Es la inseguridad que también ya pega en el campo, en la ganadería, en el hurto de toda clase de implementos, en maquinaria, “en todo, desde lo más sencillo como es una herramienta, hasta el robo de transformadores, arrancadores, bombas o maquinaria mayor”.

El señalamiento lo hace el C.P. José Luis Cervantes Lara, reelecto recientemente como presidente de la Asociación Ganadera Local de ovinocultores y que congrega en todo el estado a más de 40 socios que, en conjunto, suman un hato mayor a las 200 mil cabezas de borregos.

“Hará un par de meses a uno de los socios de esta ganadera le fueron robadas 102 cabezas de ganado ovino, pero también se llevaron computadoras, un tractor y toda clase de herramientas. El robo nos está pegando fuerte y las denuncias hechas ante la Fiscalía, las más de las veces no arrojan ningún resultado”.

Organizados en asociación, señalan que los veladores han resultado insuficientes ante esta terrible realidad. “La situación es sumamente complicada, porque se llevan todo, desde mallas hasta los tubos con los que riegas”.

Otro problema vigente es la existencia de “rastros clandestinos”, lugares en donde los abigeos por lo regular van a sacrificar los borregos robados, porque en estos no les piden guías sanitarias ni títulos de propiedad de los animales.

Pero señala que la dispersión hace casi imposible la vigilancia de todas las granjas, “lo que hemos hecho es la movilización de nuestros hatos a plena luz del día y con la mayor vigilancia posible con los mismos trabajadores de la granja”.

“Se hace necesario trabajar más en inteligencia e investigación, que en aumentar el número de vigilantes, por lo disperso de nuestras granjas. Checar los tianguis ganaderos que a menudo se montan, la procedencia de sus cabezas y los registros que se tienen”.

Pero la ovinocultura también tiene sus lados amables, y son muchos, como las oportunidades de exportación que se están buscando, tanto en borregos de carne como de alto registro. Ahora mismo, los ovinocultores están exportando su ganado a Centro y Sudamérica, donde la “alta genética mexicana” de sus pies de cría, tienen ya mucha demanda.

“En esto nuestro Querétaro se encuentra ya entre los estados punteros del país, porque nuestras razas van desde ‘charolaís’, texel-suffolk o kathadin”, pero señaló que hace falta por parte de las autoridades estatales y federales mayores apoyos y facilidades a los productores.

Los municipios donde mayor producción de ovinos se tiene son Amealco de Bonfil, Huimilpan y El Marqués, pero se tienen pequeños hatos en la generalidad de los municipios, particularmente en la cría y engorda de borregos de pelo, que de lana.

José Luis, contador de profesión, egresado de la UAQ, es en realidad un enamorado de la crianza de ovinos, “con la que he estado ligado desde niño”.

Del precio de la lana que a últimas fechas ha tenido algún repunte, señala como rescatable esta actividad luego de que las grandes marcas automotrices como la BMW  o la Mercedes descubrieron que usando lana de relleno en el acolchonado de sus asientos estos tenían mayor resistencia al fuego, “la lana de borrego no es fácilmente flamable”.

“Aun así, con los riesgos de que nos hurten nuestro ganado, los ovinocultores tenemos una de las más bonitas y apasionantes actividades del campo. La cría de borregos. De tal manera que los productores organizados, con el apoyo de las autoridades locales y federales la podemos sacar adelante” nos dice José Luis Cervantes, presidente de esta Asociación Ganadera Local de Ovinocultores de Querétaro, la AGLO.