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El sueño que se convirtió en pesadilla en EEUU

Por - 14/07/2016

No habrá descanso ni tranquilidad en Estados Unidos hasta que a los negros se les garanticen sus derechos como ciudadanos

 El sueño que se convirtió en pesadilla en EEUU

Hace más de 50 años, en agosto de 1963, Martin Luther King, ícono en la lucha por los derechos civiles, pronunció un memorable y estremecedor discurso ante miles de estadounidenses:

“Tengo un sueño…que un día esta nación se pondrá de pie. Ésta es nuestra esperanza”… “cuando dejemos resonar la libertad desde cada ciudad, podremos adelantar la llegada del día en que todos los hijos de Dios, blancos y negros, sean capaces de unir sus manos”

Hoy, Estados Unidos se encuentra muy lejos de preservar el sueño de King. La tragedia de Dallas del pasado 8 de julio en la que cinco policías fueron asesinados por francotiradores, lo confirma. Días antes, la muerte de dos afroamericanos a manos de la policía despertó la ira y el odio, evidenció a una sociedad enojada por el sesgo racial, con un frágil sistema de justicia y con una discusión inacabada sobre el uso de armas. En este país, se volvió a ampliar la brecha social porque persiste el trato diferencial entre negros y blancos, provocando marchas, protestas y revueltas con saldos lamentables.

Las heridas segregacionistas de siglos atrás no han cicatrizado porque no se dieron las condiciones necesarias para cambiar el contrato social existente en dicha nación. Los connatos de violencia, se cultivan y crecen cuando no existen válvulas de escape que generen espacios de participación ni estrategias adecuadas que permitan la disminución de la desigualdad social. Estados Unidos muestra una paradoja relevante: por un lado, es una sociedad diversificada por su cultura, mezcla de razas y clases sociales; y por el otro, es una sociedad construida con base en las migraciones. Pese a ello, o por eso, persisten la discriminación y la desigualdad de forma significativa.

La llegada de Obama, el presidente negro, a la Casa Blanca, es un parteaguas histórico que culmina la larga emancipación de la minoría afroamericana y, tal vez, la causa que germina la semilla más conservadora e intolerante de ciudadanos blancos desplazados por la migración, el libre comercio y la concentración de la riqueza.

La ausencia de una política que resuelva el debate sobre el control de armas, un tema que ha dividido a los estadounidenses entre los que están en favor y los en contra. Por un lado, están los policías armados que aplican la ley frente a civiles -negros, blancos y latinos- con muchas armas. Las matanzas con armas de fuego son casi un fenómeno exclusivo del país vecino, reflejan un patrón de muerte, violencia y tiroteos que solo deja derramamiento de sangre y culpa.

La violencia es otro detonante que revelan algunas cifras: de los detenidos por actos de violencia, el 25% de negros estaba desarmado frente al 17% de blancos; la percepción de que el trato a los afroamericanos es menos equitativo es de 52% frente a la policía, de 75% en las cortes, de 64% en el trabajo, de 66% cuando piden un crédito (Pew Research Center 2016).

La decadencia del sistema democrático como herramienta imprescindible para alcanzar la igualdad de condiciones en las sociedades modernas, la falta de liderazgos que apasionen a la juventud y la falta de credibilidad en los políticos contemporáneos, facilitan inestabilidad y confrontación sociales provocando que la herida permanezca abierta hasta nuestros días. Lo que acontece en varios estados del país vecino, no es una buena noticia para las libertades que deben prevalecer en un mundo democrático. ¡Dilema que Estados Unidos tiene que resolver ya!

Yo tengo el sueño de que haya más líderes como Martin Luther King, no solo por su incansable lucha por los derechos sociales, sino por su capacidad de conmover, liderar y forjar nuevas generaciones, para que en el mundo entero haya paz, convivencia, respeto y tolerancia.

“Los miembros de esta generación tendremos que lamentarnos no solo por las palabras y los actos odiosos de las malas personas, sino por los clamorosos silencios de las buenas” Mejor, seamos una sociedad constructora de valores de libertad y respeto a la dignidad humana que es el sueño de la inmensa mayoría del mundo.


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