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Día del niño, ¿qué celebramos?

Por - 21/04/2017

Nadie, en su sano juicio, puede negar que este grupo poblacional, requiere crecer sano, asistir a la escuela y tener seguridad; es decir, disfrutar de una vida plena

 Día del niño, ¿qué celebramos?

Como cada año, el próximo 30 de abril se celebrará, en México, el Día del Niño (y la Niña). Sin distingo, autoridades políticas, educativas y sociales, además de los padres y amigos, llenan de regalos y festejos a lo “más preciado” del País que son nuestros niños y mexicanos.

Nadie, en su sano juicio, puede negar que este grupo poblacional, requiere crecer sano, asistir a la escuela y tener seguridad; es decir, disfrutar de una vida plena. En México, los niños y las niñas son 39.2 millones menores de 18 años; el 85% de ellos asiste a la escuela y el 29% trabaja (INEGI 2015).

Al siguiente día, 1º de mayo, se conmemora el Día del Trabajo. Dos celebraciones cercanas; la primera, orientada a proporcionar cuidado y asistencia especial en razón de la vulnerabilidad de la niñez; la segunda, para garantizar la jornada laboral de ocho horas, entre otros derechos. Fechas dedicadas a la fraternidad y a la comprensión en un mundo ideal. Ello, me lleva a reflexionar sobre un tema que me duele y, también, lastima a nuestra sociedad: el trabajo infantil.

La Organización Internacional del Trabajo define el trabajo infantil como “toda actividad económica realizada por niños, niñas y adolescentes”; y si el trabajo es una actividad que perfecciona a la persona, cuando se realiza en condiciones de explotación, no se respetan los derechos fundamentales de ella.

En México ha habido importantes progresos en el combate al trabajo infantil; el Módulo de Trabajo Infantil 2013 registró una disminución de 3 a 2.5 millones de la población trabajadora de 5 a 17 años. A pesar de ello, el trabajo infantil sigue siendo un obstáculo fundamental para hacer realidad el derecho de toda la niñez a la educación y a la protección contra la violencia, los abusos y la explotación. Entre las principales causas del trabajo infantil, destacan las siguientes:

La ignorancia y algunos patrones culturales, llevan a considerar como normal que desde temprana edad los hijos desarrollen la profesión o el oficio de los padres, o que las niñas y las adolescentes atiendan las labores del hogar y el servicio doméstico. Ni la educación escolar ni sus beneficios a largo plazo son valorados como un elemento de desarrollo personal y social.

La violencia familiar es una constante en la niñez que desempeñan trabajos peligrosos. Hay un importante número de menores de edad que son explotados y huyen del maltrato físico y psicológico porque carecen de un núcleo familiar que les brinde los cuidados necesarios.

La demanda de mano de obra infantil, implica menores costos de producción porque las remuneraciones y las prestaciones son parciales o nulas, y en el caso de las actividades productivas familiares, no reciben remuneración alguna.

La pobreza, puede llevar a este núcleo poblacional a abandonar la escuela debido a los costos indirectos y al costo de oportunidad en la aportación que pueda hacer el niño o la niña al hogar. Esta situación deshumaniza a los niños al reducirlos a un simple activo económico.

Cerrar los ojos ante los abusos cometidos contra la niñez trabajadora empobrece e incluso destroza el futuro capital humano necesario para superar las barreras de la pobreza, limita su pleno desarrollo y erosiona el tejido social en nuestro país. La alimentación, la salud, la educación, el juego, la protección y el cuidado por parte de la familia, son derechos que rebasan cualquier patrón cultural. Los niños no deben tener más ocupación que la de estudiar y desarrollarse plenamente en actividades propias de su edad. Nada justifica su participación en actividades que los priva de su tiempo y que interfiere en su desarrollo intelectual y físico.

El reto es lograr una sociedad más justa y armónica que permita formar a los futuros ciudadanos, que aportarán mucho al mercado laboral a su debido tiempo. Mientras, deben gozar de sus derechos a la vida, a la no discriminación, a tener una identidad, a la libertad y a la protección. Esto es una obligación de padres, gobierno e instituciones. Bajo esta premisa, ningún menor de 18 años debería de trabajar en nuestro País; entonces, ¿qué celebramos?


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