Desde el poder, la izquierda se siente así misma perdida

Aun con los discursos con tintes de ideologías revolucionarias aparentando apoyar a los grupos de minorías, señalando los errores del sistema político y del capitalismo; la izquierda experimenta una crisis donde se percibe su debilidad.

A pesar de lograr subir en las agendas políticas temas como la ideología de género, la legalización del aborto, el lenguaje inclusivo y la legalización de la marihuana, su llegada al poder haría parecer que se quedaría solo en una expresión superficial del establishment político, queriendo mantener los privilegios vigentes y queriendo imponer una nueva corrección política, atentando contra el libre pensamiento y expresión, evitando que la verdad de sus intenciones salga a flote.

Esto, solo ha logrado que, para los ciudadanos comunes, al querer tratar las disidencias entre una forma de pensar u otra, se perciba como discursos de odio todo aquello que no sea parte del establishment. Al final, esta nueva corrección política se podría percibir como una camisa de fuerza sobre lo que la gente puede decir, pensar o hacer, quitando la posibilidad de que la gente se pueda quejar sin ser etiquetada y polarizando a la sociedad.

De esta forma, el discurso de la izquierda en el poder ya no se enfoca en el porvenir para seguir impulsando y lograr consolidar la inclusión de estas ideologías en la agenda política, sino se ha enfocado en promover discursos de conformismo, dejando de lado la labor política y victimizándose, tratando de justificar los resultados de su actuar con el actuar de los grupos de derecha y los neoliberales cuando estuvieron en el poder.

Hoy es notable como de manera autoritaria por medio de mecanismos legislativos se quiere imponer esta, supuestamente, nueva corrección política que lo único que busca es darle más poder al poder y limitar cada vez más el libre pensamiento y expresión de sus disidentes.

Sin embargo, esto ha abierto una ventana de oportunidad para el surgimiento de nuevas corrientes de derecha con enfoques ideológicos más actualizado y por decirlo de alguna manera, más renovados, capaces de cuestionar y cambiar paradigmas, entiendo la transformación cultural y social que se vive.

De esta manera es ahora la derecha quien dice las cosas como son, tratando de desenmascarar las falacias de un establishment político que fue bueno para señalar los errores del sistema, pero se ha visto que nunca estuvo preparado con los cómo para corregirlos.