Ackerman y “Consenso Querétaro”

Fueron más de cuatrocientos estudiantes en plena explanada de la Universidad Autónoma de Querétaro – frente a la fuente – los que congregó el escritor John M. Ackerman, el más leído de la izquierda mexicana en la actualidad, pero también el activismo de una nueva organización política queretana, también de izquierda, que está tomando forma, fuerza: “Consenso Querétaro”.

Ackerman, de fácil palabra y lógica contundente, deleitó y embelesó a jóvenes estudiantes de Ciencias Políticas de la UAQ, pero también de otras carreras durante más de una hora, al hablar sobre la democracia en el país, la incipiente que se vive en las universidades – “esta Universidad Autónoma de Querétaro tiene principios básicos de democracia que no los tenemos en la UNAM” – para lamentar, por otro lado, la cantidad de “periodistas abatidos o victimados por el poder”.

Y recorrió como un rayo, la visión que la estela de la patria ha ido dejando en el siglo pasado, en lo que va de este, desde la fundación del Partido Nacional Revolucionario – justamente aquí en Querétaro en el 29 – hasta la vuelta del viejo PRI, con Enrique Peña Nieto en el siglo XXI.

“Lo llamó revolucionario y después institucional, porque es justamente con este donde empieza la hipocresía del sistema priista que en la actualidad domina al país”.

De rojo intenso subido, en sus ideas, Ackerman no duda ni tantito en desaprobar las llamadas reformas estructurales del presidente Peña Nieto y que para hacerlas posible, “se instauró aquí el sistema del péndulo” bajo la batuta del PRI. “Es la llamada transición del PRI al PAN, pero pendiendo de la dictadura del PRI”.

Y es que el motivo de su presencia en una UAQ a invitación de un grupo de maestros encabezados por Celia Sedeño y Agustín López Guerra – integrantes de “Consenso Querétaro” – John M. Ackerman venía a la presentación de su libro “El Mito de la Transición Democrática” de aparición reciente.

Autor de al menos doce libros, Ackerman escribe dos columnas quincenales, una en el periódico La Jornada y otra, no menos combativa, en la revista Proceso.

Querétaro le cautivó por la democracia incipiente que vive en su Universidad, pero también porque en estos días coincidía con el 99 aniversario de la promulgación de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

“La Constitución de 1917 sigue vigente y es una de las mejores leyes del mundo, pero que no es aplicada lamentablemente. Lean ustedes en artículo cuarto de nuestra Constitución para darnos cuenta de ello” y preguntó que de entre los 400 estudiantes ahí presentes cuántos eran de la Facultad de Leyes. Solo uno levantó la mano.

Para la presentación y comento de la obra, hicieron uso de la palabra el maestro Víctor López Jaramillo; el maestro Gonzalo Guajardo González, Agustín López Guerra y Celia Sedeño. En la línea de honor, también fue invitada la indígena Francisca Jacinto, a quién Ackerman le externó su reconocimiento y admiración.

Pero en su intervención, Ackerman no solo disertó sobre el México “revolucionario” del siglo pasado, sino que abordó temas de actualidad, tal y como lo hace en su libro.

“El proceso de elaboración de una Constitución para la Ciudad de México sería una oportunidad de oro para articular la amplia diversidad de corrientes opositoras al régimen de oprobio que hoy nos mal gobierna” expresó en una visión soñadora y adelantada hacia el año de 2018.

Y es que el más grande error de la izquierda mexicana no está en su manera de pensar, sino en una acentuada y soberbia división que no termina por desterrar.

Y el 18 ya casi está aquí.