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¿A dónde vamos a llegar?

Por Andrés González - 18/06/2018

Las ideas expresadas en las columnas, así como en otros artículos de opinión, no necesariamente corresponden a la línea editorial de Códice Informativo, y solo son responsabilidad del autor.

Y el hecho supera hasta a un mero reclamo partidista

 ¿A dónde vamos a llegar?

Hay cuestiones de las que en Querétaro uno nunca quisiera escribir, por la muy sencilla razón de que no se desea que sucedan aquí pero que al darse, por el hecho mismo, se convierten en materia ineludible de abordar.

Los lamentables hechos de Landa de Matamoros – donde balearon una camioneta de una candidata a alcalde de ese lugar – no pueden ni deben de pasar desapercibidos. No están pasando ciertamente así.

Y es que se están tocando – en esto – las fibras más sensibles de la palabra libertad. La que nos otorga, por el derecho de la ley, de nuestra Constitución, a elegir la forma de gobierno que cada uno deseamos, a votar por quién a nosotros nos parezca mejor. Son, las libertades democráticas, el conjunto de derechos conquistados por el pueblo a lo largo de muchos años de lucha y plasmados y decididos, no solo en la forma de gobierno, sino respaldados por nuestra Constitución.

Los atentados a las personas – y van más de 114 en el país y en este proceso electoral – son una muy lamentable e inadmisible situación que de mera incumbencia como delito electoral – lo cual ya de por sí es muy grave – se convierte en una preocupante situación que atenta a los derechos universales del ser humano.

Que no se nos vuelva costumbre, porque los retrocesos suelen convertirse desastres sociales.

Y el hecho supera hasta a un mero reclamo partidista.

Esto implica una seria reflexión de cómo está engarzado el poder mismo.

Yo no creo que en esto tenga metidas las manos el Partido Acción Nacional, pero tampoco lo eximo. Puede ser cualquiera de los partidos que están en contienda, de todos. Y esto no hace exentar a nadie.

Todos tienen intereses en el Poder, pero es más presuntamente procedente que lo haga el grupo que no quisiera perderlo. Porque ¿Cómo para que intentaría amedrentar algún partido que no lo tiene y que ni siquiera posibilidad tiene de lograrlo?

De ahí parte la sospecha del PRI sobre la presunta participación del PAN en estos belicosos hechos, etiquetado como “ataque armado, homicidio en grado de tentativa”, aun cuando en lo personal también considero temeraria y tendenciosamente electorera esta presunción.

Se exhibe el mal con otro posible vicio.

Pero la obligación esencial de esclarecer este presunto delito, no desvía para nada la obligación de la Fiscalía General del Estado y ante la cual ya existe la denuncia oficial.

Se trata no solo de aclarar una denuncia, sino de deslindar, de una vez por todas, la sospecha de ascendencia del Ejecutivo sobre la Fiscalía, por la forma en que se eligió al Fiscal, por el nexo, a todas vistas sospechoso, del anterior cargo que tenía el señor Fiscal y quién lo designó primariamente en esta responsabilidad.

Ni el gobierno federal pero tampoco el estatal, han logrado – hasta ahora – diluir la sospecha ciudadana de la participación e intromisión de otras instancias –el Ejecutivo pues – al resto de los otros dos Poderes. Y en esto van el Legislativo y el Judicial.

Por esta razón seguimos teniendo en el país y por consiguiente en el estado, una democracia no solo imperfecta sino visiblemente viciada.

Pero no juguemos con fuego.

O en Querétaro cortamos de tajo este mal – convertido hoy en gangrena mortal ya en otras entidades – o estamos destinados irremediablemente a padecerlo.

Y no estoy hablando al tanteo. Ahí están los casos de Guerrero, Tamaulipas, Michoacán. O más cerca aún, Guanajuato.

No es pues, un caso solamente de incumbencia partidista, sino que va mucho más arriba. Es atentatorio contra una de las libertades mayores de la democracia.

El derecho de elegir a quienes nos gobiernen, de defender el derecho de votar por quién se quiera, sin actos intimidatorios para nadie y menos para los que buscan una representación popular, es un derecho inalienable.

Si toleramos esto, por los vicios del sistema arriba mencionados ¿A dónde vamos a llegar?

P.D.

Por este sencillo conducto y por un favor estrictamente a mi persona, agradezco su invaluable ayuda a la Lic. Sandra Cruz y al Ing. Rafael Porrás, paramédicos y maestros de Ciencias Naturales de la Universidad Autónoma de Querétaro y en forma muy especial a Sarita de Comunicación Social de la propia UAQ. Gracias de todo corazón.

Andrés González

Periodista de toda la vida, egresado de la escuela Carlos Septién García, catedrático en la Universidad de Guanajuato, analista político en radio y prensa escrita, además de Premio Estatal de Periodismo en el 2000.


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