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Zapatito de Reyes

Por Andrés González Arias - 08/01/2013

Las peticiones que hicieron los políticos queretanos a los Magos de Oriente

 Zapatito de Reyes

El seis de enero es, en todo México, en Querétaro, particularmente para los niños, suma de sueños, de anhelos y, al fin, Día de Magia con la presencia de los Santos Reyes Magos.

Pero también lo es para muchos de nuestros políticos y servidores públicos. 

Y en el catecismo del servicio, en esta fecha se puede dar –igual que con nuestra niñez– la ilusión de lo posible… de aspirar a lo realizable, en la eterna esperanza y conjunción de afanes al poco probable pero en fin, alcanzable idealismo.

Y si el niño, en su mundo blanco de sopor y de juegos, lo pide, lo exige; son los políticos, los servidores públicos, quienes los acarician y se meten cual intrusos, en sus sueños y en sus fantasías.

Y a la imaginación nada ni nadie la detiene.

Y sí, cómo no, el político, el servidor público, también ponen su “Zapatito de Reyes”. 

Y en el recreo de la letra, encontramos estos:

El Gobernador José Calzada, en sus sueños y aspiraciones de lo posible, envío una carta a los Santos Reyes con la expresa solicitud de un trenecito eléctrico, que en un viaje rápido, casi de fantasía, cubriera la distancia en menos de dos horas entre Querétaro y la Ciudad de México. Y en la “peña” de los deseos, se vuelve “nieto” de esta petición. Ah que Pepe, divaga en todo lo deseable, para que se le cumpla lo posible.

Roberto Loyola, el alcalde del municipio de Querétaro no pidió mucho… por ahora. Sabe que debe de portarse bien, subir sus bonos, para elevar su petición. Aun así, en su cartita a los Santos Reyes, les escribe que “de ser posible, les encargo unos dinosaurios”. Grande fue su sorpresa para ver que, como de juguete, se los dejaron instalados en el Parque Bicentenario, en donde hoy son admirados por todos, para delicia de pequeños y grandes. El juego se llama paciencia y lo está jugando casi casi a la perfección.

Pero llegaron más cartitas, muchas más.

Y al diputado de Movimiento Ciudadano, Marco Antonio León, en su zapatito encontró un derecho de apartado, en barrera de primera fila y de sombra, para que disfrute por toda la temporada de sus anheladas y emocionantes corridas de toros, elevadas por su santa devoción, a los altares en lo intangible de la cultura y patrimonio cultural de esta entidad. Dios lo guarde – y los Reyes Magos también – de una cornada política. Porque ¡ah como duelen! Y los astados que lo rodean no están precisamente rasurados.

Al diputado Braulio Guerra Urbiola, le pusieron una Tablet con internet 3G pero también un boleto VTP con destino a Laredo, con visa incluida, por aquello de la visita a los cónsules del vecino país.

Y ya que estamos con los diputados –viera que sus cartitas llegaron juntas, por aquello de haber llegado aquí a la “agenda común” que es lo más parecido al “Pacto por México”- notamos que en la cartita del diputado David Dorantes, venía la petición de una de vaqueros – si, de una película de vaqueros – y su Blue Ray con pantalla de tercera dimensión incluida y su “cine en casa”… Mota. 

Al diputado federal Ricardo Astudillo, dicen los que lo vieron – y escucharon – que le trajeron un espejito para que se viera bien, muy bien y no anduviera divagando en este juego de la política. Y como castigo, en uno de sus zapatitos también le dejaron un puñado de carbón. “Aterriza, muchacho, aterriza” le escribió Baltazar para ponerle también como regalo, una escalerita para que se bajara, pero ya, de la artificiosa nube que su mente ha fabricado.

Y como andamos por el rumbo del Congreso de la Unión, vimos que a Marcos Aguilar le trajeron un karaoke, por aquello del “buen decir” pero también una póliza de seguros de cobertura amplia. Pero el niño Marcos la pide tan amplia como para que le alcance en el cobijo del Centro Cívico, lo cual es meramente –y por ahora– imposible, porque la cobertura es vehicular y no de inmuebles. Allá él… porque en esto de la política, como en la vida, hay que cuidar mucho lo que se pide, porque se corre el riesgo de que los deseos se cumplan.

Y por el mismo rumbo del Congreso de la Unión, pero en la Cámara de Senadores, vimos a un entusiasta Pancho Domínguez, el “niño optimista” del panismo queretano, que todo lo ve color de rosa, que sueña y se recrea, que corre por todo el patio de su casa y mete las narices hasta en donde no lo invitan. Nadie lo detiene. Y en su algarabía desbordada – como no – también puso su zapatito. Contrario a su normal proceder, en esta y por ahora, supo ser mesurado. Y es que escribió dos cartas. En una se leía “para el año 2015” que los Reyes Magos ni siquiera la abrieron, pero en la de este año, la del 2013, si le cumplieron sus deseos, porque – fíjese usted bien – le trajeron una pecera, con alimento balanceado para peces y una bomba para oxigenar el agua. “Esperamos niño Panchito, que estos pececitos no se te mueran” le escribió el Rey Gaspar. Y dejó la “casa” del niño Pancho, confiado en que no eche a volar tanto su imaginación.

Al niño Armando Rivera, le trajeron un jueguito urbano, con señalamientos y toda la cosa, solo que la pantalla de sus “espectaculares” venía sin texto, para que este travieso pequeñuelo se entretuviera en ponérselos con mucho cuidado, porque tienen fecha de vencimiento del 2015. ¡Cuanta sorpresa!

Al niño Arsenio Durán, que se recrea en el juego más tupido y de mayor riesgo, encontró en su zapatito un kilo de tortillas (¿?) y una playera del América con su respectiva membresía de “Socio Águila” para “disfrutar” el siguiente partido de los Gallos – que ahora si parecen – con el equipo de Coapa. Así, ya no será tan nervioso su grito de “Gooool” cuando ganen aquí los plumíferos.

A Chufani , mire usted lo que son las cosas, le trajeron una franelita roja y un bote de pintura blanca para apartarle a los Reyes Magos, un lugar en el Centro Histórico para cuando llegaran –que ya llegaron y bien – a repartir sus juguetes. Que previsor, ¿eh?

A Mauricio Salmón, el de turismo, un juego de turista local, queretano pues, para que conozca mucho mejor a su estado, porque ¡ah como le fallan los gentilicios!

Pero abreviemos. A Juan Marcos Granados, los generosos Reyes Magos le dejaron una videocámara y una pluma bicolor, a la que – notamos – ya se le había terminado la tinta azul.

Y por último –porque la lista es larga– encontramos que en el zapatito del niño Ricardo Anaya, “El Pequeño Ricardito” los Santos Reyes le dejaron pases dobles para toda la temporada del Teatro Metropolitano. Y todo para que no se pierda ninguna función, incluidas por supuesto, las del 2015.

Y ahí le dejamos. En tanto, le deseamos que haya tenido usted – como ellos, los políticos – unos ¡Felices Reyes!


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