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Primero la vida, primero el ciclista

Por Staff Códice Informativo - 05/07/2021

Sancionar a un chofer de transporte público o quitar una concesión es nomás tapar un pozo, dicen los ciclistas indignados ante la gran cantidad de atropellamientos

 Primero la vida, primero el ciclista

Foto: Archivo

A la memoria de Francisco, Iván y Sebastián

Una vida más se ha perdido ante la falta de equilibrios entre conductores de vehículos automotores y ciclistas.

De acuerdo con el Censo Nacional de Población y Vivienda 2020, 115 mil 638 hogares queretanos tienen como principal medio de transporte la bicicleta; prácticamente uno de cada 5 hogares.

En el país, la cifra asciende hasta alzanzar la cifra de 2 de cada 6 hogares.

El colectivo “Ni na muerte vial” nació en 2018 tras la muerte de “Mau” activista a favor de los derechos de los ciclistas en Puebla, a iniciativa de Sara, Alejandra y Xavier. Desde entonces, este colectivo, con ayuda de fuentes abiertas y de sinergias generadas en todo el país con otras organizaciones, busca documentar los accidentes en donde peatones y ciclistas pierden la vida.

Existe discrepancia entre los datos que proporcionan las autoridades locales en el país y los que registra el INEGI, así como los datos que la propia organización a partir de las notas de prensa va registrando.

En los últimos días se tienen documentados tres accidentes donde han perdido la vida 3 ciclistas. En 2020 por la pandemia hubo una disminución considerable de estos eventos, registrándose solo 4 en todo el año, sin embargo, parte de la llamada “nueva normalidad” consiste precisamente en que se regulariza el transito y por ende, aumentan los riesgos para los ciclistas y peatones.

Diversos colectivos de ciclistas han alzado la voz en torno a las medidas de seguridad e infraestructura. Más allá de la estadística la pérdida de una vida humana jamás podrá recuperarse, pero sí deben agotarse los esfuerzos a favor de mejorar las medidas de protección.

Un ideal nos dice que los ciudadanos transitemos de los autos a las bicicletas, pero la realidad es que debemos buscar equilibrios regulatorios, de infraestructura y de conducta cívica para la convivencia de los peatones, ciclistas y conductores de vehículos automotores.

Más allá de los liderazgos que deciden cerrar vialidades y de funcionarios que solo responden ante esas manifestaciones, algo se tiene que hacer, no pueden tenerse iniciativas para salir abantes de una crisis y para después soltar las mesas de trabajo, no nuevamente, tanto colectivos como autoridades deben asumir su responsabilidad y trabajar de manera permanente hasta aproximarse a lo que sea el mejor de los escenarios.

Por eso, Sancionar a un chofer de transporte público o quitar una concesión es tapar un pozo. Después de 3 vidas perdidas, ahí a fuera continúan las conductas que ponen en riesgo a los peatones y a los ciclistas e incluso a conductores de automóviles, por lo que las medidas del IQT son frágiles ante una situación que demanda acciones de fondo, ya tocará a la siguiente administración el compromiso.

La pregunta principal que se dio ayer tras la manifestación en las principales vialidades de la ciudad es: ¿Quién va a endurecer las medidas y realizar una verdadera planeación que permita la movilidad y la convivencia entre ciclistas y conductores de vehículos automotores? Y también ¿Habrá una coordinación metropolitana al respecto? No solo es un tema de Querétaro, es también algo que debe ocupar a Huimilpan, Corregidora y El Marqués de manera directa al compartir vialidades y espacios “confinados” para los ciclistas.

Es un momento decisivo para buscar una verdadera prevención de accidentes, no es un tema de un municipio, no es un tema de una institución en particular, es la visión integral de una política pública metropolitana, es una verdadera prueba de participación ciudadana que construya junto con la autoridad el mejor escenario posible, en contraste, sería una derrota para todos los involucrados que la perdida de 3 vidas no sea motivo suficiente para que las cosas cambien.

Accidentes van a suceder es inevitable, pero la probabilidad de que sucedan, la negligencia e indolencia debe ser menor a la que cobró la vida de Francisco, Ivan y Sebastián, de lo contrario, será un fracaso como sociedad, y un tema más que ocupó espacio en las redes sociales generando discusión pero sin la capacidad de mover voluntades.


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