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Lluvias políticas

Por Staff Códice Informativo - 04/07/2017

Las precipitaciones no solo son pluviales en un Querétaro en el que las inundaciones y los estragos del exceso de agua suelen ser más bien políticos. Y ante ellos, hay diversas formas de responder

 Lluvias políticas

Foto: K. Munguía

A los políticos suele costarles mucho trabajo entender que las acciones más relevantes de sus gobiernos deben ser aquellas que estén encaminadas a cubrir las necesidades cotidianas de los ciudadanos. Es común ver a administraciones públicas realizando grandilocuentes anuncios sobre programas complejísimos en donde se invierten enormes cantidades de recursos sin que estas acciones permeen realmente en la ciudadanía.

Las que sí impactan son las que cambian el día de las personas. No en vano los temas más recurrentes entre los ciudadanos de a pie en Querétaro tienen que ver con seguridad, movilidad, y por supuesto las lluvias. Ahora mismo este tema está en boga porque por el bien de las altas temperaturas de Querétaro, ya empezó a llover. De hecho, la primera fuerte del año ya dio de qué hablar el pasado lunes 26 de junio.

Y es que la administración municipal calentó el tema con la campaña de las 43 obras pluviales, lo cual generó una falsa expectativa entre la ciudadanía, sobre todo esa parte que se opone a las acciones e ideas del gobierno que comanda Marcos Aguilar, que a la primera crisis de inundación puso el grito en el cielo.

Es interesante notar la diferencia entre la reacción mediática y ciudadana en Querétaro y San Juan del Río; en la capital llovió fuerte a principios de la semana anterior mientras que en San Juan los estragos vinieron a finales de la misma. Si bien los daños que provocó la lluvia en San Juan del Río fueron muchísimo más graves, pues además de quedar severamente dañada la infraestructura carretera incluso una persona perdió la vida, la reacciones en torno a la lluvia fueron muy dispares.

En Querétaro, las críticas no se hicieron esperar, pues basados en que el gobierno municipal prometió que con las obras pluviales se evitarían las inundaciones –Marcos Aguilar afirma que nunca dijo eso– se consideró de inmediato que la política pluvial de su gobierno es un fracaso.

En San Juan del Río, los gobiernos municipal y estatal se volcaron el fin semana a la atención del desastre y con visitas presenciales incluidas, se anunció la inversión de recursos para arreglar la situación. Aunque los daños fueron muchísimo mayores, las críticas fueron más despiadadas en Querétaro.

Esto tiene seguramente dos motivos. Por una parte, la mala percepción con la que cuenta Marcos Aguilar, a quien hasta respirar le critican. Pero esa mala percepción se ha fraguado a partir de decisiones propias de su administración, y ahí se conecta el segundo motivo. Su comunicación.

Hay que entender que la comunicación va más allá de la prensa. Como nos enseñaron en la universidad, todo comunica. Y el municipio de Querétaro comunica mucho más cuando cree que no lo está haciendo que cuando se empeña en hacerlo. Hace una campaña importante para hacerle saber a los ciudadanos que se está previendo, desde hace dos años, la reconstrucción de la infraestructura pluvial, pero en media crisis sus tuiteros de facto –esos portavoces no oficiales que tanto daño le han hecho a la administración de Marcos Aguilar– se dedican a repartir a diestra y siniestra, poniendo la responsabilidad de las inundaciones –que efectivamente fueron pocas y no demasiado dañinas– en los ciudadanos cochinos que tiran basura.

Sin entrar en detalles sobre si es cierto o no, evidentemente este discurso lejos de convencer al ciudadano de que el origen de todos los males proviene de sí mismo, lo único que provoca es su molestia y encono. ¿Quién podría tener la apertura de escuchar lo que tenga que decir la administración municipal si, a la más pequeña crisis la respuesta es quitarse de encima el problema y tirárselo a alguien más?

La política no se trata de tener la razón, sino de convencer al otro. En el municipio de Querétaro todavía no entienden eso. Es cierto que hay un afán especialmente encajoso en criticar todo lo que huela a Marcos Aguilar –en Corregidora, donde también llovió, las cuentas oficiales de redes sociales ni siquiera tuvieron actividad durante la crisis y a nadie pareció importarle– pero también es verdad que doliéndose de ello y abriendo un frente gobierno-ciudadanos no lograrán convencer a los ciudadanos de que su trabajo no es enteramente un desastre.

No es que San Juan del Río esté haciendo mejor las cosas, es simplemente que las acciones pueden ser más poderosas que las palabras. Ante un momento de crisis, el municipio salió a las calles, se hizo acompañar del gobierno estatal, y comenzaron a ofrecer soluciones a los problemas. Tan sencillo como eso. Sin repartir culpas.


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