Lealtades políticas en tiempos electorales

Para nadie es secreto que las lealtades y acuerdos políticos se mueven al vaivén de los tiempos electorales, como se ha podido observar en la entidad queretana en los últimos días, que han sido de acomodos, deslindes y rompimientos.

El pasado viernes, Manuel Pozo, después de una trayectoria de 24 años en el Partido Revolucionario Institucional (PRI) decidió renunciar a esta fuerza política. En el PRI ya no había nada para Pozo, a pesar de haber sido uno de los políticos promesa durante el sexenio de Pepe Calzada.

Y es que luego del desmantelamiento del tricolor a manos de Juan José Ruiz la posibilidad de que Pozo pudiera aspirar a alguna candidatura era muy remota.

Ahora, Pozo Cabrera se sumó a las filas de Querétaro Independiente (QI) y, en alianza con el Partido Acción Nacional (PAN), buscará la diputación por el segundo distrito local, como confirmó Connie Herrera, dirigente estatal de QI, en rueda de prensa, donde aseguró que con Pozo se tiene una candidatura de calidad, pues es ampliamente conocido en dicho distrito.

Cierto es que Manuel Pozo cuenta con experiencia y proyección electoral, pues en el año 2000 aspiro a ser regidor de Querétaro, en el 2003 buscó ser diputado local por un distrito capitalino y en el 2015 compitió por la presidencia municipal de Querétaro: en todas perdió. Así que la victoria del expriista está lejos de ser una certeza, aunque bajo el cobijo de Acción Nacional, que no de QI, podría ser más competitivo.

Otro caso destacado es el de Adolfo Ríos, quien estuvo a punto de convertirse en presidente municipal de Querétaro durante las elecciones del 2018, abanderado por el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).

Pese al resultado obtenido por el exfutbolista en esas elecciones, en esta ocasión no entró en los planes del morenismo, por lo que tuvo que buscar otros horizontes a fin de participar en el actual proceso electoral, y sin empacho buscó cobijo en otras fuerzas electorales.

A finales del año pasado, algunos especulaban algún acuerdo con el PRI, situación que nunca se concretó, por lo que a principios de año, Ríos anunció su precandidatura a la presidencia municipal por Movimiento Ciudadano y un día después con el Partido Verde Ecologista de México (PVEM). En palabras del exfutbolista, se buscaba sumar a más partidos para, en coalición, concretar la alcaldía capitalina, lo cual nunca se logró.

Este martes Ríos anunció que no contendería en estas elecciones y acusó que no se había respetado los acuerdos -sin especificar cuáles y con qué fuerzas políticas-. Lo cierto es que sin el empuje de Morena y Andrés Manuel López Obrador, Ríos tenía muy pocas posibilidades de ganar las elecciones, y, probablemente, alguien más, y no él, saldría beneficiado con su candidatura.

Pero los rompimientos no solo se han dado a nivel personal, también a nivel de partidos ya hemos tenido fracturas, sobre todo entre las dirigencias locales y nacionales. El Partido Encuentro Social (PES) en Querétaro anunció su ruptura con la dirigencia nacional para sumarse al Partido Redes Sociales Progresistas, y en semanas anteriores, también hubo un encontronazo entre las dirigencias nacional y local de Fuerza por México.

Sin duda, no hay nada más endeble que las lealtades políticas cuando hay intereses electorales en juego, y que nadie se sorprenda que, aún cuando el vendaval de las elecciones haya pasado, estos deslindes se sigan presentando, como lo demostró el caso de Elsa Méndez, quien en un trienio pasó del PAN al PES, y de este último a la “independencia” como legisladora. Pero como diría Groucho Marx: “La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados”… ¿Será?