AMLO recibe a las abuelas de La Plaza de Mayo, pero no las madres mexicanas

Candil en la calle… con este refrán podría calificarse la actitud del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien esta mañana, fiel a la ideología de la izquierda latinoamericana, recibió a Estela Carloto, lideresa de las Madres de la Plaza de Mayo, y que ha encabezado una lucha por encontrar a los hijos de quienes sufrieron la desaparición forzada por parte de la dictadura militar y fascista en Argentina.

Sin embargo, en cinco años, el presidente se ha negado a recibir a las mujeres, madres, esposas, abuelas, e hijas, que encabezan la búsqueda de desaparecidos que sigue dejando la vorágine de violencia iniciada en 2006 por Felipe Calderón, pero que él mismo ha reconocido que no se ha podido controlar en 17 años.

En su mensaje, Carloto agradeció al presidente permitirle dar un mensaje, haciendo un símil de que lo bueno y lo malo que vinimos en México lo han vivido en Argentina, como si entendiese que aquí también las autoridades han sido más una pared que una vía que ayude a buscar a los desaparecidos.

“Acá ha recibido exiliados para salvarles la vida. No sé cuántas veces visité este país, aquí encontramos un nieto y lo llevamos con sus papás a la Argentina. Lo que está pasando de bueno, o de malo, porque así es la vida, también lo vivimos en la Argentina. Estrechemos los abrazos de Latinoamérica para la verdad, la memoria, la justicia y el ‘nunca más’”, expresó.

Aun así, recordando que el trabajo de Alejandro Encinas pareciera toparse con la pared del propio gobierno federal, las madres mexicanas continúan con la búsqueda de los más de 11 mil desaparecidos que hay en el país, y cuyo calvario parece empezar con las fiscalías locales y nacional, para terminar en un López Obrador de “izquierda” que le ha permitido ignorar el sufrimiento de su propio pueblo.

Solas, muchas veces sin el apoyo de los gobiernos locales y federal, o las madres continúan excavando, llevándole las fosas al Palacio Nacional, como lo hicieron en diciembre; enfrentándose con gobiernos como el de Jalisco, que suspendieron las búsquedas después de una emboscada con minas; e incluso sugiriendo un pacto con el crimen organizado para encontrar los cuerpos de sus seres queridos, a veces en partes, a veces puros huesos triturados.