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Ciudadanía, la verdadera heroína del rescate económico

Por Staff Códice Informativo - 17/06/2020

El pasado fin de semana, una noticia conmocionó a los habitantes del Centro Histórico de Querétaro: El Café del fondo, localizado en José María Pino […]

 Ciudadanía, la verdadera heroína del rescate económico

Foto: Archivo

El pasado fin de semana, una noticia conmocionó a los habitantes del Centro Histórico de Querétaro: El Café del fondo, localizado en José María Pino Suárez número 9, anunció que, debido al impacto económico de la contingencia sanitaria, cerraría sus puertas de forma definitiva.

No habían pasado ni dos días de que se realizó este anuncio cuando un nutrido grupo de cibernautas comenzó a organizarse para rescatar al establecimiento, reconocido no solo por la calidad de su café, que importan desde el sur del país, sino también por ser un espacio de encuentro para personas diversas y para la discusión de ideas.
Quien alguna vez haya acudido a tal lugar, habrá constatado, por ejemplo, al clásico grupo de hombres mayores que se reunía a jugar ajedrez. También es probable que notara que entre la plantilla laboral (y la clientela) había no personas con padecimientos mentales y discapacidades,algo único entre los establecimientos comerciales de Querétaro.

Sea como sea, el hecho es que casi 30 años de tradición han convertido al Café del Fondo en un importante referente para la “bohemia” queretana. Por eso no es de extrañar que hayan aparecido tantos “valientes” dispuestos a aportar de su bolsillo para rescatar al que consideran un emblema de Querétaro, sin el cual, el centro de la ciudad nunca volverá a ser el mismo.

Aún no sabemos si el rescate se concretará o no, pero lo que sí sabemos es que son pocos los negocios que cuentan con esa fortuna. Esta semana, muchos establecimientos, principalmente restaurantes y cafés, comenzaron a reabrir sus puertas dentro de lo que se conoce como “nueva normalidad”. Algunos tienen bocinas para atraer a una inexistente clientela, otros anuncian todo tipo de promociones y ofertas para resultar atractivos, pero poca gente parece interesada, hasta ahora, en esas gangas.

Seamos realistas, son tiempos tiempos económicamente complicados y lo último que desea la mayoría, incluso entre quienes tienen la suerte de contar con un sueldo fijo, es gastar dinero en cosas como comer fuera. Pero esto solo aumenta la desesperación de quienes son dueños de restaurants, bares y cafés, pues de nada les sirve volver a operar si no van a percibir un ingreso. Al final, no solo deben mantener sus costos operativos, sino que algunos deben subsanar las pérdidas que tuvieron tras haber permanecido cerrados por meses.

Estas pérdidas, que incluyen rubros como renta, salarios o incluso impuestos, habrían podido paliarse si el Gobierno Federal hubiera accedido desde el inicio a colaborar con el rescate de los negocios más pequeños. Lamentablemente, esto no sucedió y, por el contrario, el presidente Andrés Manuel López Obrador se mostró empecinado en señalar que no destinaría ni un peso a la recuperación de negocios, esto claro, con el argumento de que tal acción solo “endeudaría al país” y lo conduciría a una situación como la que se vivió con el Fobaproa a inicio de los años noventa.

Por eso es importante destacar iniciativas como la de quienes se organizan para rescatar al Café del Fondo o la que anunció recientemente la Coparmex, en el sentido de implementar medidas solidarias y tripartitas para ayudar a las empresas con los gastos que tuvieron durante la contingencia y recuperar salarios caídos.

Ante un panorama económico como el que se viene, absolutamente gris y nebuloso, lleno de contradicciones, según algunos analistas, resulta indispensable asegurar un ingreso para la mayor cantidad de personas posibles. De otra forma, no se podrá reactivar el consumo y esto traerá consecuencias aún peores a largo plazo.

El actual gobierno federal recibió de sus predecesores un país con más de 40 millones de pobres, cifra en cuya reducción cimentó la mayoría de sus promesas de campaña. Lamentablemente, esto no será posible si se abandona a los pequeños negocios a la quiebra o se condiciona su recuperación a que participen desde cero en la competencia salvaje en la que parece estar convirtiéndose la nueva normalidad.

Hoy es esperanzador ver las bocinas fuera de los restaurantes recién abiertos, así como a los dueños, y sus familiares, invitando a la gente a pasar. Pero si no hacemos algo pronto, esa esperanza podría convertirse en algo verdaderamente dantesco.

Al final, pareciera ser que esa acción no provendrá del gobierno, sino de la ciudadanía. El problema es que es esa ciudadanía justo la que necesita ayuda. Los clientes asiduos del Café del Fondo seguro tendrán motivos emocionales de peso para rescatarlo, después de todo era un lugar de tradición ¿Pero qué pasará con los cientos de restaurantes y cafés que no tenían, ni de lejos la misma representatividad? ¿Los rescatarán también, los dejarán morir? De momento no sabemos, pero lo que sí sabemos es que tendremos que ser solidarios y comprensivos si no queremos que esto se vuelva la Balsa de la Medusa.

Hoy más que nunca, depende de los ciudadanos más que del estado consolidar el rescate del país. En los próximos meses veremos si esto es posible. Por el momento, felicidades a quienes aún creen en la capacidad solidaria de la ciudadanía. 


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