La paradoja de la pobreza laboral

La pobreza laboral en un país es uno de los problemas más importantes en el ámbito económico por las implicaciones sociales que tiene. ¿Cómo explicar que personas que trabajan no pueden costear la alimentación de los miembros de su familia? Es pues, un fallo mayor en el sistema, pues impide cubrir las necesidades básicas de un núcleo familiar a pesar de formar parte del aparato productivo.

Pese a todo, en México la pobreza laboral se redujo durante el primer trimestre del año (1T2024), así lo demuestran datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) y del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), analizados por México, ¿cómo vamos?.

De acuerdo con las mediciones, al arranque de este año, el 35.8% de la población se encontraba en condiciones de pobreza laboral, es decir, 46.4 millones de mexicanas y mexicanos. Estas cifras son 1.9% menos que el 37.7% que se registró el 1T2023. Más aún, es la cifra más baja desde el 2008, cuando se registró 33.2% (1T2008).

En cuanto al comportamiento por estados, no hay sorpresas: las entidades con mayores porcentajes de pobreza laboral se encuentran en el sur del país: “Chiapas, Oaxaca y Guerrero son las tres entidades con mayor proporción de su población en pobreza laboral, con tasas mayores al 54%”, señala México, ¿cómo vamos?, por el contrario, los estados con menor pobreza laboral fueron Baja California Sur y Baja California. Querétaro, aunque en un 12° lugar, se encuentra por encima de la media nacional.

Y si lo analizamos con perspectiva de género, por cada 100 hombres en pobreza labora hay 113 mujeres, es decir, hay más hombres que pueden costear la alimentación de su familia que mujeres, situación que se replica en todas entidades del país. Un caso para el estudio es Baja California Sur, pues aunque es la entidad con menor porcentaje de su población en pobreza laboral, también es la entidad con la mayor brecha entre hombres y mujeres: por cada 100 hombres, hay 130 mujeres en esta situación.

Aunque la disminución podría ser alentadora, no deja de ser preocupante que 1 de cada 3 mexicanos enfrenta condiciones desfavorables para cubrir sus necesidades básicas. Es un número sumamente alto y tiene implicaciones directas en las oportunidades de desarrollo que tienen las personas. ¿Cuántos jóvenes enfrentan un futuro adverso ante la imposibilidad de que se les brinden las condiciones mínimas desde el núcleo familiar?, ¿cómo evitar que el crimen siga reclutando a jóvenes cuando no existen condiciones idóneas para estudiar, practicar deporte o aprender un oficio si desde casa no se puede suplir lo más básico que es la alimentación?

Lo cierto es que hay serias contradicciones en el actual sistema económico del país, y estas deberán ser enfrentadas y atendidas por el próximo gobierno federal. El tiempo, como siempre, juega en contras.