¿Hacia la reapertura de fronteras?

Por Lisdey Espinoza Pedraza

Directora de Carrera de la Licenciatura en Relaciones Internacionales, Tec de Monterrey Campus Querétaro. lisdey.espinozap@tec.mx

El mundo no esperaba tal conmoción y reajuste en 2020 y menos que continuara hasta el 2021. El COVID-19 ha puesto a los países a prueba y ha aumentado y exacerbado las tensiones preexistentes en la política internacional. Es muy poco probable que surja un nuevo orden mundial como resultado de esta pandemia; sin embargo, habrá una serie de importantes cambios geopolíticos, económicos y políticos que pueden dar forma al mundo para la próxima década.

La actual crisis sanitaria está magnificando una cultura del miedo preexistente en Occidente. La cultura del miedo encaja perfectamente con la retórica populista, e incluso ha habido un cerrojo adicional que puede resultar beneficioso para las políticas introspectivas: el miedo a las infecciones y los gérmenes.

La política se vuelve más conservadora y reaccionaria donde la sociedad tiene miedo del riesgo de infección masiva. Ha habido un grave brote de ataques racistas desde el comienzo de la pandemia, y es probable que esa tendencia sobreviva al confinamiento. Sí, es cierto, se está hablando de una reapertura gradual de fronteras; sin embargo, esa reapertura viene condicionada a personas que ya estén vacunadas, y en casos más extremos, como la Unión Europea no es cualquier vacuna, sólo aquellas que se encuentren aprobadas por países primermundistas. La peligrosa combinación de paranoia y xenofobia es un combo que funciona para vender políticas más radicales.

La pandemia también ha dado lugar a importantes consideraciones geopolíticas: China ha estado luchando por la influencia global y regional con Rusia, Estados Unidos y Europa. Esta crisis puede servirle bien al país para fortalecer su poder blando posicionándose en el mundo como el mayor productor de insumos médicos.

El acceso a las vacunas sigue siendo desigual a casi año y medio de iniciada la pandemia. Los países más desarrollados siguen acaparando la oferta de vacunas y países menos desarrollados siguen luchando por obtenerlas. China, a pesar de la baja eficacia de sus vacunas, se ha ofrecido a llenar ese vacío, al igual que Rusia.

Para muchos países menos desarrollados esas son quizá las únicas vacunas a las que tendrán acceso garantizado en varios meses, sin embargo, al no estar reconocidas por Europa, para aquellos ciudadanos que hayan sido inoculados con vacunas rusas y chinas, las fronteras de muchos países seguirán permaneciendo cerradas.

Por lo tanto, aunque es muy poco probable que la pandemia actual anuncie el inicio de un nuevo orden mundial, es muy probable que las respuestas nacionales e internacionales actuales a ella puedan ser clave para la configuración de la política internacional en los próximos años.