La alineación

En todas las administraciones, en el gobierno público, el tiempo de gobernar es prestado. Y es una encomienda del ciudadano.

El tiempo de Pancho, el poder que tiene -que es prestado- ha comenzado a correr.

Hace apenas unos cuantos días, es que nos dio la alineación del equipo con el que estará llevando la responsabilidad conferida.

Si bien cada una de las secretarias tiene su función específica, no hay en ese esquema, ni secretarias pequeñas ni son unas más que otras. Todas y cada una tiene una responsabilidad a cumplir, una encomienda que realizar y todas tienen como propósito central, el servir a la ciudadanía.

Es cierto que el cargo les fue encomendado por una persona -por el gobernador- pero con quiénes deberán estar prestos para el servicio es con el ciudadano, si bien fue el gobernador el que les instruyó eficiencia, honradez, entrega.

Las promesas de campaña siguen vigentes y el tiempo de comenzar a darles cumplimiento, es este. Ya no hay enemigo -o adversario- enfrente. Ahora, la exigencia es del ciudadano, de los que le dieron el voto pero también de aquellos que no optaron por él.

En la democracia, el ciudadano puede excluir con su voto -y de hecho así lo hace- pero el gobernante no debe excluir a nadie, por una muy sencilla razón. Todos pagamos nuestros impuestos.

Pancho no gobernará solamente para los que votaron por él, sino que deberá gobernar para todos los queretanos. Así está la regla, así lo establece la Constitución. Y esta no es selectiva, es incluyente.

Si solo gobernara para los que votaron por él, el estado sería un desastre, una mutilación de intereses que deben ser comunes.

La democracia es selectiva, pero el gobierno es incluyente, es o debe ser, universal y para todos.

El equipo de trabajo que Pancho diera a conocer el jueves pasado, es muy parecido a la alineación que da un director técnico en un equipo de fútbol. Si el equipo no anota y falla la defensa, los “dueños del balón” -que somos los ciudadanos- no le echamos la culpa a determinado jugador o secretario, sino al entrenador que no supo seleccionar al indicado o bien, no le dio las instrucciones precisas para cumplir la encomienda. Y al primero que cambian es al jugador y finalmente será al entrenador, porque de este depende el que le llame la atención y le exija que de los resultados para lo que fue puesto.

“Me chiflan si alguien no cumple” nos dijo en Plaza de Armas cuando nos los presentó. Y ahí, a todos y cada uno, les aplaudimos, les alentamos para que nos den resultados. A nadie -y ahí se vio- se le silbó ni se le chifló. Esto que sea cuando no cumplan.

El tiempo de competencia ya quedó atrás, este es el de los resultados efectivos, constantes y sonantes para el ciudadano.

Y es que hay tanto por hacer.