¿Qué está pasando en Kazajistán?
Un “gasolinazo” desencadenó protestas multitudinarias y confrontaciones sangrientas entre la población civil y las fuerzas del orden en este país del centro de Asia
Foto: Especial
Kazajistán se ha convertido en la incubadora de fuertes protestas civiles y represiones gubernamentales, que detonaron en respuesta a un aumento del gas licuado de petróleo uno de lo principales combustibles de dicho país.
La mayor parte del transporte privado y público de Kazajistán, funciona gracias al gas licuado de petróleo; al ser uno de los combustibles más económicos y que contaba con subsidios gubernamentales. Su aumento de precio durante último año provocó la inconformidad de kazajos, quienes estallaron en manifestaciones y protestas.
Sin embargo el aumento al precio del gas corresponde únicamente a la punta del iceberg; el pías, que una vez formo parte de la ex Unión Soviética, ha mantenido una estructura de poder consolidada con tan solo dos presidentes desde su independencia en 1991. Situación que no ha sido del agrado de los ciudadanos.
Al hartazgo de lo habitantes de Kazajistán, se suma el hecho de que tras la pandemia de COVID-19 la tasa inflacionaria ha aumentado considerablemente afectando severamente las situación económica del país. Por si fuera poco constantemente el gobierno a la cabeza ha socavado las libertados civiles y amedrentado las manifestaciones de inconformidad.
La espiral de protestas ha llevado a su presidente, Kasim-Yomart Tokáyev, a destituir este miércoles al primer ministro y su Gabinete, además de asumir el mando del Consejo de Seguridad que hasta ahora encabezaba Nursultán Nazarbáyev, quien fuera el primer presidente de la nación luego de su independencia.
La situación se ha complicado al grado de que se ha declarado un estado de emergencia en país ex soviético y ha generado inquietud en el gobierno Ruso; que con precedentes como las crisis de Ucrania y Bielorrusia, ha prometido “a los hermanos y amigos kazajos” que ampliará su “asistencia no militar” de ser necesario.
Las autoridades han hecho todo lo posible por ocultar la inconformidad social, suspendiendo servicios de Internet, telefonía móvil y algunos canales de televisión; al mismo tiempo que despliegan más policías y militares.
